Dylan POV
-Cat, ya te he dicho que no te pongas mis bikinis. Tienes un culo tan gordo que me los estás haciendo grandes -aseguré cogiendo la parte de abajo de uno de los bikinis.- ¿Lo ves?
Por decir eso recibí una colleja por su parte. ¡¡Pero es que era verdad!! Y si no después yo iba a parecer que llevara una bolsa de basura.
-Voy ya a la playa, ¿te vienes o te quedas con tus bikinis? -dijo Catherine con los brazos cruzados.
-Si si, me cambio y vamos, pesada.
Mi hermana salió de la habitación y me cambié a por un bikini de tono azulado. Hay personas que los bikinis les quedan como a las modelos, bueno, pues yo no era una de esas personas.
Salimos ambas de nuestra casa y nos dirigimos a la playa. Allí extendimos las toallas y Catherine dejó su bolsa. ¿Por qué la gente se lleva bolsas a la playas? Si solo hace falta la toalla.
-Si no te pones crema te vas a poner como un tomate -añadió Cat, sacando la crema de su gran bolso.
-Anda, dame eso -le quité la crema y le dí al botón para echarme crema, pero no iba. Agité el bote y volví a intentar otra vez ponerme crema, pero nada.
- Esta cosa no va.
-Que sí, trae -contestó intentado coger el bote de crema de mis manos pero yo lo volví a agitar y le dí al botón. Y la que acabó con medio litro de crema fue mi hermana.
Tiré el bote a la arena y salí corriendo hacia el mar porque sabía que Catherine me metería la crema por el cerebro. Giré la cabeza mientras seguía corriendo para saber si me seguía pero me choqué contra algo, bueno, alguien. Menos mal que la arena estaba blandita y mi culete no se hizo pupa al caerme.
-¿Estás bien, pajarillo? -me preguntó la persona con la que me había chocado ofreciéndome la mano.
-¿Pajarillo? -dije algo confusa a la vez que tomé su mano para levantarme.
Era una chica pálida de cabello moreno y ojos marrones. Y a decir verdad, tenía una cara muy adorable.
-Sí, te has chocado conmigo como si fueras un pájaro que no supiera volar -contestó la chica ladeando la cabeza y mostrando una amplia sonrisa.- Soy Faye
-Dylan -sonreí levemente mientras me limpiaba el culete de arena.
-Espera, ven -me cogió de la mano y me arrastró hacia donde estaba su toalla y sus cosas. Bueno, habían más de una toalla por lo que supuse que había venido con más gente o era una coleccionista de toallas.
-¿Qué pasa? -pregunté algo confundida y frunciendo levemente el ceño.
-Toma -me dijo ofreciéndome un tarro de chuches para que cogiera una.- Es para que me perdones por caerte
-Oye ehmm... No hace falta, tranquila -anuncié a la vez que arrugaba la nariz.
-Que sí, coge -insistió de nuevo.
Entonces iba a coger una, ya que no quería pasarme la vida así, cuando apareció Sam y otro chico.
-Faye, ¿qué haces? -preguntó Sam cogiendo su toalla para secarse pero sin apartar la mirada de mí.
-¡Es nuestro nuevo pajarillo! -exclamó Faye con una sonrisa amplia, mostrando todos su dientes.
La situación era un poco complicada, digo, mi hermana me estaría buscando para vengarse, Faye seguía insistiendo que yo era un pajarillo y emhh... Sam tenía su torso al aire. Así que, me limité a mirar fijamente su barriga bien trabajada y a babear.
-¡Oye, yo a ti te conozco! -dijo muy seguro Sam señalándome.
-¿Sí? Ah, pues yo no -contesté algo cortante. La verdad es que sí me sonaba, era el chico que me acompañó a casa y me salvó la vida de no vivir en la calle. Pero hay que hacerse la interesante...
-La de las anchoas con vinagre -anunció seguidamente.
-¡Ah, sí! -añadí arrugando la nariz. No hay cosa que odie más en el mundo que eso, no sé cómo hay gente que se las come.
Él me dedicó una sonrisa amable y yo se la devolví.
-Oye, esta noche vamos a ir una pequeña fiesta en casa de una amiga, ¿vienes, pajarillo? -cambió de tema Faye.
-Mmm... Claro -asentí después de unos segundos.
Uno de mis planes no era pasarse todo el verano metida en casa o saliendo con mis padres. Así que, ¿por qué no divertirse? Los tipos se veían simpáticos y encima Faye daba chuches. Pero ahora el problema era que mis padres me dejaran ir.
****
Eso es todo por hoy babesssss.
Sam en multimedia
-L
ESTÁS LEYENDO
Por encima de mi cadáver (Brabrina)
FanfictionUn día cualquiera en un mercadona, una chica viendo las cajas de anchoas y un chico que se enamoró al instante. -Las anchoas apestan. -Dijo Dylan -Esas anchoas nos unieron. -Le respondió Sam con una sonrisa -Siguen apestando. -Le susurró la chica.