IV La espera

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Pasaron 98 años y nadie sabía de ella.
Un día, cuando Alberto anuncio a su padre que iría a la batalla de Becort, salvo a una mujer. Una mujer con cabellos rubios pálidos, no como el sol pero parecidos, ojos verdes como los de él y cara fina y delgada.

__¿Estas bien?__ le había dicho a la joven. Ella no levanto los ojos del cadáver que abrazaba la joven, simplemente asentó con la cabeza.__ ¿quién eres y como te llamas?.
La chica no contesto, seguía viendo al cadáver, él supuso que seria un ser querido. Se ha cerco a ella y la ayuda a levantarse. Olía a sangre, sudor y lágrimas y cogeaba del pie izquierdo.

__Mi nombre es Adelayn Juliss Holiday. Princesa de Becort.
Contesto sin ningún rodeo. Alberto se quedó pasmado, jamás había conocido a la princesa de Becort, solo oía rumores y no eran muy buenos. Pero otros la veían como una Diosa, una guerrera sin piedad por los enemigos.
Empezaron a caminar juntos, ella con dificultad y él sosteniendola.

__Yo soy Alberto Peñalver. Príncipe y futuro rey Peinking de Garender.
Ella se detuvo y él hizo lo mismo.
__Nunca te había conocido. Oí que tu hermana se volvió loca hace algunos años. Lo siento muchísimo.__dijo después de unos minutos de silencio.

__La verdad es que enloqueció. Ella no era así, pero la cegó el egoísmo.
Aberto empezó a platicar con ella como si se conocieran de años, como si hubiera sido amigos desde hace tiempo y se volvieran a encontrar. Le platico que sus hermanas ya se habían casado y que su hermana Darla tendría pronto a su primer hijo h que su hermana Susey se había casado con un amigo de él, que había enviudado hace años y tenia dos hijos y que Susey los aceptaba como suyos. Ella le platico que el hombre a quien lloraba era alguien muy importante en su vida y que había dado la vida por ella, la había salvado de un enemigo. También le platico que ella era hija única y por lo tanto, futura reina de Becort en cuanto sus padres murieran o ella aceptará casarse.

__¿Qué edad tienes? E oído que ustedes duran tantos años como nosotros y los de Henovaria y otros reinos.__ le dijo Adelayn a Alberto.

__Tengo 114 años. Lo sé, estoy viejo.__ contesto con una radiante sonrisa y Adelayn se río con ganas.

__¡Qué cosas...! Yo solo tengo 69 y me creo vieja.
Ambos rieron y cuando llegaron a su destino, descubrieron que la batalla había acabado.

***
Con el tiempo se fueron haciendo amigos. Meses después, el Rey Henry había hablado con su hijo, que ya era hora de sentar cabeza y que mejor que con la princesa de Becort. Alberto la quería, la quería muchísimo como amiga y confidente, pero no la amaba. No sentía lo que su padre sintió por su madre, pero sabía que su padre tenía razón, así que invitó a Adelayn a quedarse por un tiempo en Garender y así poder planear su propuesta, pero en esos días tenían que ir a una batalla y Adelayn decidió acompañarlos.
Mientras las espadas y otras armas chocaban entre sí, Alberto pudo ver la silueta de su hermana apuntando con un arco a su objetivo... Sus ojos se abrieron de par en par al ver quien el objetivo...
Alberto corrió muy rápido para proteger a su padre de la flecha de su hermana, pero solo vio un cadejo negro enorme que se dirigía hacia él y cuando menos vio, ya estaba a merced de la bestia. Adelayn, toda fuerza y Rapides, colocó una flecha en su arco y esta prendió fuego y la apunto para el cadejo, asiendo que este arderá en llamas y se quitará de Alberto y así fue. Cuando Alberto ya había levantado, era demasiado tarde, el Rey de Garender había muerto. Con una flecha clavada en el pecho y la cabeza degollada por la espada de su adversario y la flecha por su propia hija.
Alberto, desconsolado, fue de tras de su hermana con intención de matarla, por la muerte de su madre y padre. Darla, igual de sorprendida que sus hermanas, detenía a Alberto para que no fuera tras ella.

__No tiene sentido__ le dijo Darla mientras él forcejeaba.

__¡Mato a mis padres... esa maldita mató a mis padres!
Adelayn se ha cerco a él y posó sus manos en su rostro.

__Escúchame, Alberto. No tienes porque maldecir a tu hermana, por mucho que lo ella lo meresca. Luego podemos buscarla y plantar juicio, pero por favor, tranquilo.

__¿Cómo me pides que me tranquilice? ¡He visto morir a mi padre ante mis ojos y por su propia hija!.__ Adelayn no contesto, solo se limitó a abrazarlo. Él correspondió a aquel abrazo y después la beso.

El Último DescendienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora