Flashback IV

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Narra Paula:

- No lo entiendo Marta, en serio que ahora no sé qué podemos hacer.
- Paula escúchame, solamente será un año o dos como mucho. Sabes que es una oportunidad para mí muy grande y quiero que vengas conmigo- me decía mi chica cogiéndome de la cintura.
- Acabo de conseguir un trabajo, no quiero dejarlo, tu misma sabes lo que cuesta.

Le habían ofrecido a mi novia un trabajo a Singapur. Marta era diseñadora de aviones y muy buena. Después de estar 4 años trabajando en una empresa nacional en Madrid, había ganado un concurso y le habían asignado el diseño de unos nuevos aviones que tendrían que estar operativos dentro de dos años. Las condiciones eran inmejorables pero se tenía que desplazar allí a vivir. Yo tenía dos opciones, o me iba con ella o me quedaba y cada decisión tenía su riesgo. Estaba dividida, por un lado ella y por el otro, mi familia y mi trabajo.

Una sensación de miedo en mi cuerpo me invadía. Todo lo que parecía estar tranquilo y siguiendo el cauce de la vida, se derrumbaba. No podíamos estar como antes? Las dos con sus ambiciones laborales, la familia cerca y nuestra casa? Me jodía tener que dejar algunas cosas de las que tenía. Me había constumbrado a tenerlo todo cerca y a estar completamente feliz.

- Marta, me lo dejas pensar?- le acariciaba la mano- no es algo que me pueda tomar a la ligera.
- Claro que sí, pero pensaba que no te afectaría tanto- se apartó- Estamos muy bien juntas, es dar un paso más a nuestra relación. No comprendo porque dudas Paula.
- Dudo porque mis cosas las tengo aquí también. ¿Qué hago yo allí? ¿Me quedo en casa para hacerte la comida?- me empezaba a molestar
- Pues vienes allí y buscamos algo, yo que sé. Sabes que quiero irme y quiero irme contigo pero si no quieres venir igualmente aceptaré.
- La egoista estás siendo tú, que antepones el trabajo a nuestra relación. Así que no me culpes si hago lo mismo- me fui enfadada.

Cogí la moto y empezé a conducir a gran velocidad, el viento a la cara me calmaba y tranquilizaba. Era lo que ahora necesitaba. Subí a la sierra de Madrid y me tumbé en un banco con el que podías ver la hermosa ciudad en la que vivía.

Mis pensamientos volaban a un ritmo vertiginoso. Mi mente contemplaba miles de opciones con sus riesgos y exitos. Que si se iba ella, la perdía, que si me iba con ella yo lo dejaba todo, que si me iba al cabo de unos meses, podría ser que lo perdiera todo. No sabía qué hacer ni qué era lo correcto. Joder, porqué ahora todo esto, si es que quiero estabilidad en mi vida. Marta me aportaba esa seriedad a mi persona que necesitaba. Era una chica 10 en muchos aspectos pero tenía un carácter que a veces me echaba para atrás. Desde el día que la conocí me enseñó lo que era vivir sin miedo, con ilusión y con corazón. Aunque a veces era un poco fría había aprendido a saber interpretar sus miradas y gestos.

Con los ojos cerrados, me puse los cascos para escuchar música y me quedé dormida un ratito. Al cabo de una hora, el frío me despertó. Me incorporé y me abracé a mi misma. Abrí el bolso y tenía muchas llamadas de ella.
- marta estoy bien. En nada voy para casa.
-joder paula, no puedes contestar antes! A veces pienso que no te importo
-no me vengas con estas- respiré tranquila- no quiero discutir, lo siento.
- si lo sientes, no lo hagas- me recriminó
- no estamos así por mi culpa. Sabes qué? No me esperes, no me apetece llegar a casa. Dormiré con mis padres
- como quieras- y me colgó.

Joder joder y joder. Si es que cuando estamos así no hay quien nos pare. Nadie nos gana a cabezotas.
Fijo los ojos a ningún punto y el agobio se apodera de mí. Ahora llegar a casa de mis padres y que me hinchen a preguntas, menudo palo. Me vuelvo a tumbar y cojo el móvil, tengo una foto de las dos un día que fuimos a la playa. La acaricio con el dedo y me doy cuenta que hace bastante tiempo que no nos sacamos una. A lo mejor me he acomodado con ella e irme puede ser una solución a nuestros problemas. A veces un cambio no está nada mal.

De repente suena mi teléfono, pero esta vez no es Marta, sino Malú. Saco una sonrisa y le contesto al instante.
- holi bonita. Que sorpresa!
- alo, qué haces? Te apetece tomar algo? Estoy cerca de tu casa, que he ido a grabar un anuncio
-ui ui, que la famosa tiene algo que contarme?
-que va tonta, un producto nuevo de l'oréal. A ver nos vemos? Que tengo el coche aquí aparcado
- no estoy en casa- suelto de golpe y con tono triste- he discutido con Marta
- quieres hablar? Si quieres te paso a buscar.
-puedo dormir hoy contigo? No me apetece ir con mis padres.
- claro tonta, te espero allí. Voy tirando

Y un soplo de aire frío es lo que me produce su voz. Realmente Malú es una persona que me está regalando momentos inolvidables, me encanta pasar tiempo a su lado y siempre me muestra una sonrisa. Me acaba de salvar la noche y que sé que ella me ayudará a ver la situación de una forma más clara.

Con más optimismo del que esperaba pongo rumbo a su casa. Antes de llegar, paro a buscar unas botellas de vino, lo voy a necesitar y Malú solamente tiene comida sana y cocacola. Cuando lo tengo todo preparado toco a su timbre y espero unos segundos, oigo los ladridos de Danka que viene corriendo a la puerta. Su dueña abre la puerta con una mirada alegre y me sonríe. Acaricio el lomo se la perra y esta se me tumba para que le rasque la barriga.
-jajajaja, no diría nunca que es tuya, las dos iguales de cariñosas
-me tengo que dejar de depilar para que me saludes así?- me pregunta entre risas
- anda tonti, sabes que a mi los pelos argggghh-pongo cara de asco y la beso en la mejilla.

Malú había preparado una cena a su estilo, ensalada y un poco de pollo a la plancha con patatas. Estábamos sentadas en el suelo con la mesa en medio. Mi espalda estaba apoyada al sofá y me escuchaba atenta. A veces ponía caras de desaprobación pero me dejaba hablar sin interrumpirme.
- y eso es todo. No sé qué hacer- acababa mi discurso- no sé lo que quiero en mi vida.
-es una decisión importante y tienes que estar convencida.
- es que en otro momento no me hubiera pensado- me sincero- pero ahora mismo no quiero.
- yo no quiero que te vayas pero te apoyaré. Anda voy a por dos copas que te he comprado vino- se levanta y la observo mueve sus caderas. Es muy guapa y los pantalones que lleva le quedan genial.
- yo también he comprado Lula! Ya verás que cogorza.

En unos minutos me tiende una copa y salimos al jardín. Meto mis piernas en su piscina y ella enciende las luces. Como ha cambiado mi perspectiva de noche. Sin pensarlo estoy en un estado de paz que no me esperaba. Malú me conoce perfectamente y sabe que no quiero hablar toda la noche de lo mismo, así que se esmera en sacarme risas con su sentido del humor. Me explica su día y como le han propuesto que cante para un famoso en una fiesta de cumpleaños.
-que yo no canto por nadie, que vergüenza- se reía- que ni que me paguen millones- estaba embobada mirándola.
- gracias, gracia por hacerme sentir como estoy ahora- me sinceré sin poderla mirar a los ojos- haces muchas cosas por mí y nunca te lo agradezco.
- estás sensiblera eh. Ven aquí que tu te mereces todo- me abraza con fuerza y me da besos en la cabeza. Así estamos unos instantes hasta que mi móvil empieza a sonar rompiendo el momento.
- es marta la cojo a ver qué quiere- decido apartarme para hablar más libremente. Me enciendo un piti y contesto lo más tranquila posible.
- hola marta
- donde estás que he llamado a casa de tus padres pq no me cogías el móvil?
- emmm estoy en casa de Malú- y sé que no le va a gustar
- que dices? Parece que hoy las aciertas todas eh- me recrimina irónicamente.
- no empieces- siempre me decía que Malú me iba detrás y que yo no lo veía. Intentaba quitarle la idea de la cabeza pero era imposible, desde siempre había estado celosa de ella.
- flipo contigo tia, si lo que quieres es solucionar algo...sabes que no puedo con ella y tu discutes conmigo y lo primero que haces es ir a ella! No lo entiendo
- hablamos mañana porque ahora no solucionaremos nada Marta. No confías en mi?
- pues ya no sé nada. Me jode y parece que lo hagas aposta. Mañana me voy de viaje. Hablamos a mi vuelta
- ostras, se me había olvidado.-malú se acerca para calmarme- ahora voy para allá.
- no vengas que soy yo la que no dormirá aquí.

Y no sé como hemos llegado a este punto, solamente sé que desde que Malú ha venido a abrazarme al verme llorar, me siento tranquila y en paz. Tendrá razón Marta al estar celosa de ella? Cierro los ojos y me centro en el momento. No quiero pensar más allá y me abandono a disfrutar de su presencia.

bailemos juntasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora