"Realmente pensé que teníamos una segunda oportunidad."
"Es una zorra."
"Sipi, lo mismo le dije." Bebió otro trago directamente de la botella.
Me eché a reír.
"Somos tan penosos... míranos, bebiendo alcohol de gasolinera en la entrada cerrada de la cafetería, borrachos, sentados en el suelo como vagabundos... ahogando nuestras penas el uno con el otro con ayuda de una botella de plástico de vodka caliente. Pff... lo más punk-rock que he hecho en mi vida."
Los dos soltamos risas amargas, arrastrando los suspiros, con la mente nublada.
"¿Cuáles son tus penas?"
"¿Mis penas?"
"Has dicho que bebíamos para ahogar nuestras penas."
"Sí bueno... todo el mundo tiene problemas."
"¿Cuáles son los tuyos?"
Me encogí de hombros.
"Ahora mismo... principalmente no siento el trasero."
Se echó a reír.
"Eres idiota."
"No más que tú."
"..."
"..."
"..."
"..."
"¿Lea?"
"¿Uh-uh?"
"Tú nunca me harás lo que Abi, ¿verdad? Siempre estarás conmigo."
Tragué saliva.
"Yo no soy Abi, Michael."
"Ya lo sé... por eso me gustas." Se encogió de hombros y me besó en los labios.
Y tal vez fue el alcohol, la sensación de abandono y traición, la necesidad de sentirse arropado por alguien, la situación, el haber sido yo en el momento adecuado... o quizás fue todo a la vez lo que le hizo besarme. Lo dijo así sin más. Dos palabras que, sin ser enrevesadas o profundas, habían hecho mella en mí.
Sonreí mientras sus labios transmitían calor a los míos, con algo de vodka caliente en ellos.
Se separó y volvió a su postura inicial, con su cabeza sobre mis piernas. Como si nada hubiese pasado.
"T-tú también me gustas, Michael."
"Guay."
"Guay."
Y su respiración se hizo cada vez más lenta hasta que se quedó dormido.
Pero yo no quería dormirme a pesar de todo. Era perfectamente consciente de que ambos estábamos borrachos. De que las palabras arrastradas fuera de su boca y de la mía poco podrían servir cuando, a la mañana siguiente, volviésemos a la triste y sobria realidad de nuestra cafetería. Si dormía lo olvidaría todo, y lo haría, pero aún no. Todavía podía sentir ese beso, esas dos palabras... y me aferraría a ello, aunque mañana sólo pudiese recordarlo como un extraño sueño en mitad de una resaca.
Poco podía fiarme de las palabras cruzadas en medio de la oscuridad, mientras el alcohol entibiaba nuestros alientos. Él bebía para olvidar a su novia infiel. Yo bebía para recordar que él seguía conmigo a pesar de todo.
Y me quedé dormida acariciando su pelo entre mis dedos. Dispuesta a guardar aquella noche en un rincón especial de mi mente alcoholizada. Pensando que las palabras parecían más simples en esa situación que en la pura realidad, que todo era más fácil. Podían hablar como niños, con sentimientos sencillos e inocentes. O como borrachos, directos y valientes.
Esa noche había elegido ser una niña borracha. Porque los niños y los borrachos nunca mienten, y yo no había mentido. Esperaba que él tampoco.
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m.c. <Michael Clifford>
Fanfiction"¿Qué buscas en un hombre entonces?" "A ti no" -Michael Clifford-