-Hangovers-

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"Buenos días, Susanne, y feliz resaca."

Gruñí con la cara sobre mi mano, sintiendo la cafetería entera dar vueltas sobre sí misma.

"Te odio por hacerme emborracharme en mitad de la calle, Clifford."

"Tú compraste la botella..." se encogió de hombros y puso una pastilla y un vaso de agua frente a mí.

Le sonreí rodando los ojos y me tomé el pequeño comprimido. Él me imitó y se sentó donde siempre.

Después de unos segundos de silencio, en los cuales luchaba por mantenerme consciente, Michael me llamó.

"Lea, ¿re-recuerdas algo de anoche?"

Tragué saliva y miré fijamente el líquido transparente en mi vaso.

"Bueno, ¿hay algo que deba recordar?"

"No... nada. Tonterías mías" me sonrió tímido y frotó sus manos.

"Y... ¿tú recuerdas algo?"

"... No."

"Ah genial."

"Sí..."

"..."

"..."

Pero había algo que ninguno de los dos habíamos tenido en cuenta. Ya no éramos unos niños... y tampoco estábamos borrachos. Estábamos predestinados a mentir.

Lo que tampoco esperábamos, eran las sonrisas cómplices y nuestras manos entrelazadas después de esas mentiras. Porque poco podía fiarme de las palabras pronunciadas a plena luz del día mientras nuestras bocas se vaciaban de dobles sentidos y sentimientos escondidos. Entonces me di cuenta de que por fin había despertado, en una realidad sobria a la que no estaba acostumbrada. Pero a la que él podría ayudarme a adaptarme.

Y finalmente nos besamos y yo me pregunté...

¿Qué estabas buscando en un hombre todo este tiempo?

A Michael Clifford no... pero supongo que simplemente se cruzó en mi camino.

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Y aquí acaba 'm.c.' chicos :) Espero que os haya gustado y no os haya decepcionado la historia o lo que sea. Muchísimas gracias por los votos y comentarios. Pronto subiré la siguiente mini-historia que tendrá una dinámica diferente que espero comprendáis. Os lo explicaré cuando la suba. Os quiero, gracias por leer :3

-Elena


m.c. <Michael Clifford>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora