Los viajes de Rainbow - 2

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Lo primero que Tsu, una joven chilena de pelo corto rizado y, en esos momentos, rojo, vio al despertar fue algo que sin duda no se esperaba. Se trataba de nada más y nada menos de un personaje de anime, de uno que no se había visto aún o que en aquel momento no reconocía.

-Por fin despierta, ¿quién es usted, onee-san? No aparece en mis rankings -dijo el personaje.

Era un niño más bajo que ella. Con el pelo castaño y unos ojos del mismo color. Su ropa consistía en un jersey y una bufanda a rayas con unos pantalones marrones. Sostenía un enorme libro bajo un brazo y la miraba con curiosidad.

-Soy Tsu, ¿quién eres tú? -preguntó cautelosa la chilena.

-Fuuta de la Stella -replicó el niño.

La joven parecía encantada de encontrar a alguien más bajo que ella pero, como de costumbre, debía hacer una pregunta relacionada con ello.

- ¿Cuántos años tienes?

El chico parpadeó confundido, no se esperaba aquella pregunta.

-Nueve años.

Tsu miró al suelo derrotada, al niño aún le quedaba mucho por crecer.

-Siento meterla en esto, onee-san pero, me están persiguiendo ahora mismo y me temo que piensan que usted está conmigo -explicó Fuuta.

- ¿Quién te persigue?

-Unas personas de una mafia rival, buscan mis rankings.

- ¿Ese libro? -preguntó Tsu señalando al tomo que sostenía Fuuta.

-Sí... si pudiera llegar a donde Tsuna-nii... Estoy seguro de que él me ayudaría, es el primero en los rankings en no poder negarse a una petición.

-Tienes rankings para todo -observó Tsu.

El niño asintió.

-Es mi trabajo en la familia Vongola.

-Ah, esta es la chucha de la que hablaban todos, el anime ese de mafia con el que fangirleaban Zumi y Neku.

Finalmente se fijó en el lugar en el que se encontraba, el interior de un edificio abandonado de altos techos y suelo de madera deteriorado. El lugar en sí parecía estar a punto de caerse en cualquier momento, ciertamente no era el mejor sitio para quedarse a descansar. Se ajustó sus gafas y se fijó en su ropa, tirando de la sudadera azul que llevaba para leer bien las palabras que salían en la tela. "Legend of Zelda" era lo que ponía junto a una espada y una trifuerza. Intentó no ponerse a fangirlear, aunque resultó complicado consiguió mantener la compostura. En cuanto a los pantalones, llevaba unos sobrios vaqueros sin ningún tipo de logo o referencia.

- ¿Falta mucho para que aparezcan por aquí? -preguntó Tsu.

Se escucharon unos pasos y alguien entró corriendo por la puerta del fondo. Tsu y Fuuta se quedaron mirando fijamente a la persona que acababa de entrar. Gafas de montura negra, pelo corto y castaño, sudadera negra con una trifuerza dibujada y unos vaqueros azules.

- ¿Magua? -preguntó Tsu frunciendo el ceño, en parte porque le hubiera salido aquel nombre que no solía usar prácticamente desde que se habían conocido.

- ¿Tsu? -preguntó ella recobrando el aliento-, ¡¡¡Tsu!!!

La morena se lanzó a abrazar a la pelirroja, la cual se quedó quieta con una expresión que denotaba emoción y fastidio al mismo tiempo. Le sacaba más de una cabeza y la postura resultaba realmente vergonzosa.

-El abrazo me lo tenías que dar o reventabas -comentó Tsu esperando a que la soltara-, esto es vergonzoso, suéltame de una vez, bastarda.

Fuuta las miraba con curiosidad sin decir nada.

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