Los viajes de Rainbow - 4

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Ri abrió los ojos. A ver, su memoria no era de las mejores del grupo... Borra eso, era de las peores memorias del grupo y, qué demonios, se enorgullecía de ello. A lo que iba. ¿Dónde estaba? Miró a su alrededor. Se encontraba en una clase, sentada en uno de los pupitres. ¿Cómo había llegado hasta allí? Oh, anime.

Bueno, dejando de lado su extraña situación de cómo había llegado en primer lugar a aquellos mundos y cómo se había encontrado con todos en... los capítulos anteriores. Sí, contar el tiempo con capítulos parecía adecuado en aquel lugar, aunque si eran como los capítulos eternos de luchas de Dragon Ball no acabarían nunca su misión y, si eran como los de Hetalia... bueno, aquellos sí que sabían cambiar rápido de lugar y tiempo.

Se perdía de nuevo por las ramas. La última vez estaba junto a Lili y Sensei. Bien, a mirar si estaban cerca.

Hizo una mueca al mirar hacia abajo. Uniforme, no se libraba del dichoso uniforme ni al meterse en los mundos de anime. Lo peor era lo corta que era la falda, agradeció llevar una licra negra que tapaba cualquier cosa que pudiera verse al moverse o al salir al aire libre.

Conocía aquel lugar. Aquellas mesas, aquellas sillas. Aquella era la clase de Koro-sensei, la clase de...

— ¡Karma! —dijo soltando un gritito, buscando a dicho personaje con la mirada, también tenía que asegurarse de encontrar a Nagisa para tirarle de las coletas, tenía que tirarle de las coletas, y conseguir que se declarara a Kayano.

La clase parecía vacía a excepción de... alguien con un aura depresiva que estaba en uno de los rincones. Se acercó lentamente, era Sensei.

— ¿Sensei? ¿Qué haces en la esquina como si fueras Son? —preguntó poniéndose de cuclillas y dándole con un dedo en la espalda.

Dado que la joven no respondía, se levantó y se acercó a las ventanas. Había un montón de personas en el patio, blandiendo cuchillos de goma. Una escena sin duda refrescante.

— ¡Rin! —gritó una voz desde el patio.

Bueno, por ese nombre, no podía ser otra que Kazu, o como ella la llamaba, Len.

Kazu la saludaba con la mano justo a un enorme ser amarillo con tentáculos del mismo color y un traje que realmente no pegaba mucho con su aspecto general. ¡Koro-sensei! Gritó internamente la joven mexicana.

Kazu se acercó a la ventana y se apoyó en la pared.

— ¡¿Está Karma por aquí?! —preguntó Ri a toda prisa.

—Al parecer faltan Kayano, Nagisa y Karma hoy, y Koro-sensei está raro —explicó Kazu.

—Jo... —murmuró la mexicana derrotada, recordando repentinamente lo otro "preocupante" de la situación—, ah, ¿qué le pasa a Sensei?

—A saber, lleva ahí murmurando desde que llegué, no encuentro a los demás —continuó la española.

— ¿Sólo estamos nosotras tres?

—Eso o llegaron antes y se fueron a investigar acerca del paradero de los personajes desaparecidos. No solo faltan Nagisa, Kayano y Karma, también otros personajes menos conocidos. Les he preguntado a los que quedan y han dicho que un tipo raro apareció hace unos días, varias personas desaparecieron y Karma se fue a investigar, después Kayano y Nagisa fueron también pero, ninguno ha vuelto.

—Quiero ver a Karma —lloriqueó Rieth.

—Yo también —dijo Kazu abriendo los brazos.

Alguien llamó a la puerta del aula y ambas se giraron. La puerta no se abrió.

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