Capítulo 1

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Detesto los días lunes, al igual que Garfield y cualquier otro ser vivo en el planeta Tierra. En realidad odio todos los días de la semana, porque odio mi trabajo. Lo aborresco. El problema es mi salario: gano demasiado bien como para probar suerte en otro lugar. Digamos que mi posicion es privilegiada, sobre todo porque soy el unico empleado que aun sigue vigente despues de 7 monotonos años.

La verdad me parece un poco extraño ya que en realidad a nada de lo que hago en mi oficina le dedico esfuerzo ni entusiasmo, pero supongo que la facilidad que tengo con los números solo se trata de un indeseado talento innato.Mi jefa además parece adorarme, aunque a raíz de esta actitud el descontento de mis compañeros se hace notar.

Pero, aunque suene de lo mas absurdo y contradictorio, soy siempre el primero en llegar, porque lo unico que hace soportable mi rutina (y tal vez toda mi existencia) es Hannah. Ella es preciosa y refrescante, huele a perfume importado de limón y juro que podria pasarme toda la vida observandola caminar. Su cabello es rubio y lacio como una fina cortina de seda, sus ojos esmeraldas siempre reflejan un brillo alegre y misterioso, y su sonrisa encandila al mismisimo sol.Hace dos años que le dedico mi mas profundo y patetico amor, pero por supuesto, ella no lo sabe. Apenas me dirige la palabra, pero porque es igual de reesponsable y centrada ejerciendo su puesto de secretaria que yo. Las veces que hemos entablado conversacion (y ni siquiera se si llamarlo asi) solo se ha tratado de un incomodo y esforzado monologo por parte de ella, porque las palabras se escapan de mi mente cuando me mira directo a los ojos.

Estoy profundamente enamorado, pero desgraciadamente no es un sentimiento correspondido. Bueno, nunca he tenido suerte en este tema por lo que no es una novedad.

Pero ese lunes, aquel horrible y desgraciado lunes, ni siquiera la calida presencia de mi amada Hannah pudo apaciguar la insoportable tormenta que arremetio en el edificio: Georgina Stephanie Flores, mi pesadilla del secundario, se hizo presente con una sonrisa socarrona y reemplazando al ultimo desempleado del mes anterior.

Georgina es acreedora de una belleza salvaje y peligrosa. Es mas bien como veneno en un batido de frutillas: No te dabas cuenta del daño que te hacia por su exquisito sabor y textura, hasta que ya era demasiado tarde para lamentar las inevitables consecuencias.

Llego a nuestra secundaria siendo un misterio de otro estado, y permanecio aislada durante varios meses hasta esa fatidica e inolvidable tarde de octubre, cuando el reinado de Jennifer llego a su fin gracias a la mejor y mas asquerosa broma de todos los tiempos.

Todo ocurrio en el campeonato interestatal de basketball. Jennifer, una sensual elfa de cuentos de hadas, envidiada por muchos y amada por todos, era la capitana del club de porristas, y durante el segundo tiempo del juego fue al baño a cambiarse ya que, desgraciadamente, ese dia se encontraba con la regla. Pero la astuta y perspicaz Georgina se habia tomado la molestia de robar absolutamente todos los tampones de los bolsos de las estudiantes. Y a Jennifer no le quedo otra opcion que salir a escena desprotegida, porque no se arriesgaria a perder su puesto de lider solo por un poquito de sangre. Creo que se dio cuenta del error garrafal que cometio cuando, al finalizar la coreografia con un split perfecto, se percato de las expresiones de asco de sus compañeras y como ellas se alejaban de la parte del suelo que de a poco se teñia de rojo. La situacion se vio ambientada por un coro de sonoras y crueles carcajadas, al mismo tiempo que el rostro avergonzado y confuso de Jennifer era captado por la camara que una sonriente Georgina sostenia ante sus ojos.

A partir de ese entonces el bello misterio se convirtio en el tormento de absolutamente toda la escuela y nadie quedo excento de su turbio sentido del humor, ni siquiera yo. Perdon, voy a permitir corregirme: en especial yo.

Esque un adolescente solitario amante de los juegos de mesa y aspirante a poeta era el festin perfecto para aquellos que disfrutan a costa del sufrimiento del debil. Ella fue la causa de mis almuerzos rapidos y casi atragantados, y mi aficcion a mirar al suelo para escapar de su atencion. Recuerdo que todas las mañanas rogaba que se hubiera aburrido u olvidado de mi, pero por supuesto y como dije anteriormente, nunca fui tan afortunado.
Mas de una vez aseguro que le encantaba presenciar y ser la autora de mis desgracias, aunque claro no puedo afirmar eso con exactitud porque en general cuando me dirigia la palabra,yo mientras tanto intentaba no morir ahogado con la cabeza zambullida en el inodoro mas sucio del baño, con dos matones sujetandome firmemente para que no huyera. Esa era otra cosa que tenia Georgina: siempre estaba acompañada, porque sus manitas de mujer jamas hubiesen logrado sus mas sadicos y crueles deseos.

The Deal (Castiel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora