otra tocadita✨

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Luego de hacerse una buena paja, Calum salió de uno de los baños del instituto. Trató de caminar normalmente pero le costaba; la paja no había sido suficiente. Quería repetir la escena de hace un momento, pero no quería pedirle a Erika si le podía volver a tocar las tetas, le daba mucha vergüenza.

Entró a la sala de clases y vio a Erika sentada en uno de los asientos del fondo. Estaba sentada como siempre; con las piernas cruzadas, con los codos en la mesa y su cabeza recargada en sus manos, con un caramelo con palo en la boca, y dejando sus muslos a la vista con esa corta falda que traía.

Calum se quedó parado como el pelotudo que era en la entrada de la sala de clases, mirando el largo y ruloso cabello de Erika. Se preguntaba si ella se peinaba en las mañanas o sólo cuando se duchaba, él quería saberlo porque también tenía el cabello ruloso y quería tips para verse como una diva.

El profesor se quedó mirando a Calum, el chinegro sintió la mirada del viejo ogro y dejó de mirar a la perra. El pija blanca se avergonzó y con la cabeza baja caminó hasta un asiento desocupado, pero sólo estaba disponible uno junto a Erika. Calum feliz pero a la vez nervioso de sentó junto a ella.

–Hola. –saludó el chinegro a Erika, quien miraba al frente.

Erika miró a Calum e hizo un ademán de saludo, luego siguió mirando al frente.

Calum se sintió más nervioso y sacó un cuaderno de su mochila. Luego de un rato de no hacer nada, Calum miró a Erika y decidido le habló.

–Oye, perra negra. –dijo él, todo un caballero.

Erika lo miró. –¿Qué?

Se rascó la nuca nervioso y soltó su pregunta.

–¿Te peinas en las mañanas o cuando te duchas?

Erika lo miró confundida pero igual le respondió.

–Cuando me ducho, por que si me peino con el pelo seco luego parezco una vagina chascona. –dijo ella simplemente.

Calum sonrió, ahora sólo se peinaría con el pelo mojado.

–¿Sólo eso querías saber? –dijo Erika acercándose a Calum.

–Si, gracias perra negra, estamos a mano. –dijo y llevó una mano a la teta izquierda de Erika.

Erika se sobresaltó un poco pero luego le sonrió de lado. Calum le sonrió de la misma manera y llevó su otra mano a la otra teta de ella, para luego comenzar a mover sus manos, acariciándolas.

Erika cerró los ojos de placer, pero esta vez si era porque él le estaba tocando las tetas, no por que le picaba. Tenía los pezones endurecidos, y las bragas mojadas. Y el chinegro ya tenía su segunda erección en el día.

–¡Jóvenes! –gritó algo estérico el profesor.

Calum y Erika se separaron asustados, el profesor los estaba viendo sumamente enojado. Los demás estudiantes también los habían visto, y ahora susurraban cosas entre ellos.

–¡A dirección! –gritó el viejo– ¡Ambos!

Calum y Erika se pararon de sus asientos algo avergonzados y salieron de la sala de clases, sintiendo la mirada de todos puestas en ellos, y escuchando los susurros y los malos comentarios acerca de Erika.

Y aunque ella ya tenía más que asumido que era la perra del instituto, esta vez le dolieron los comentarios.



Erika × Calum HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora