En casa de Leo

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Al despertar vi a Bruna durmiendo a mi lado, estaba de espaldas a mí, pensé que seguía enojada por lo de anoche pero no le di importancia. La observé detenidamente por unos instantes sin hacer ruido y con una expresión seria, esta no era la persona junto a la que quería recibir mis mañanas, estaba seguro de ello, no la amaba y, probablemente, nunca lo haría. Era temprano, sorprendentemente temprano, ni siquiera Rafaella se había levantado. Me alisté para el entrenamiento en silencio, preparé el desayuno para los tres, dejando el de las chicas en el refrigerador para que lo calentaran cuando despertaran. Al momento de subir al auto noté que había olvidado mi celular en la habitación, pensé en ir a buscarlo pero me dio pereza hacerlo... esa fue una mala decisión.

El entrenamiento fue riguroso, enfrentaríamos el domingo al Atlético de Madrid, sabíamos muy bien como era este equipo, conocido por su "intensidad", así que debíamos estar concentrados. Después de las duchas, Dani y yo bromeamos un rato, hablábamos sobre las vacaciones, él y yo la pasaríamos en Brasil cada quien con su familia aunque, por qué no, podíamos planear una que otra salida por ahí. Él me invitó a una reunión con unos amigos brasileros esa tarde pero no acepté porque ya estaba comprometido con Leo.

- Pasas mucho tiempo con Leo -dijo Dani con una sonrisa pícara- Pareces enamorado de él...

- ¡¿Qué?!... ¡No!... Por... por... ¿por qué insinúas eso? -pregunté tartamudeando con nervios, no sabía qué contestar, no esperaba que dijera eso, entré en pánico.

- Tranquilo viejo, sólo era una broma -expresó Dani carcajeándose, yo emití un leve suspiro de alivio.

En el camino de regreso a casa estuve reflexionando sobre esas palabras, ¿enamorado? ¿Yo? ¿De Messi? ¡Imposible!, me decía. No paraba de negar con la cabeza, "¡no, no, y no!, ¡yo no puedo estar enamorado de Leo!" pensaba... ¿o sí?

Fue una duda que me mantuvo distraído el resto del trayecto en incluso después de llegar a casa donde fui recibido con un caluroso abrazo de Rafa y una mirada recelosa de Bruna aún indignada por lo de anoche. Almorzamos los tres juntos en casa, les pregunté si querían acompañarme a casa de Leo y aceptaron gustosas.

A eso de las tres de la tarde nos preparábamos para salir. Las chicas usaban jeans ajustados y camisas holgadas muy parecidas, además de tacones altos; yo vestía una camisa blanca de manga corta, pantalones ajustados azules y unos Nike de colores, además de una gorra negra. En el auto, Rafa se sentó atrás y Bruna en el asiento del copiloto, esta última no volteó a verme en todo el camino.

Llegamos a casa de Messi. Esta era realmente grande, tenía un bonito jardín, un patio de juegos y una alberca que se observaban desde el exterior. Dejamos el auto en el estacionamiento y nos acercamos a la puerta principal. Tocamos el timbre y en seguida fuimos recibidos calurosamente por Leo y Antonella. Les presenté a ambos a mi hermana y a Bruna, ellos se saludaron con besos en las mejillas y estrechando las manos, segundos después nos invitaron a pasar.

Una vez adentro pude detallar con más cuidado la casa, tenía dos plantas y, al igual que la mía, estaba muy iluminada. En eso, bajando rápidamente por las escaleras con cara somnolienta, estaba el pequeño Thiago, el cual se dirigió hasta su padre haciendo señas con los brazos para que lo cargara, este accedió con gusto dejando un beso en su mejilla, sonreí ante aquella escena. Leo se dirigió a todos con Thiago en brazos, el pequeño nos saludó con la mano tímidamente, yo le hice monerías que le sacaron varias risas, "¡cómo amo a este niño!", pensé. Después de esto ambos, Leo y el pequeño, subieron por las escaleras hacia la habitación del nene porque, al parecer, era hora de su siesta. Mientras tanto, Antonella nos señalaba a los tres el camino a la sala. Esta era hermosa, con decoraciones en blanco, acero y celeste; habían distintas encimeras con fotos y plantas, sofás blancos y una alfombra gigantesca azul celeste, además de un enorme plasma al frente de nosotros. Los cuatro tomamos asiento en los cómodos sofás, las tres chicas se sentaron juntas y yo al frente de ellas. Todos comenzamos a conversar tranquilamente.

Friendzone FC -A Neymessi HistoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora