Vacaciones de ensueño

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Me levanté esa mañana con un fuerte malestar, estaba mareado, sentía náuseas y me dolía tremendamente la cabeza... ¡No debí haber bebido tanto!

Recordaba vagamente lo que había ocurrido anoche: mis besos con esa chica que acababa de conocer, los "celos" de Lionel, que lograron confundirme aún más; Dani y Adriano llevándome a cuestas hacia mi auto, pero sobre todo, Leo trayéndome a casa, cargándome como un niño, protegiéndome, bañándome, desvistiéndome y vistiéndome... Un momento... ¿Leo me vio desnudo? Me sonrojé al instante.

Volví a la realidad para poder tomarme una pastilla para el dolor de cabeza, había tenido un sueño muy extraño esa noche: soñé que Leo me había dado un beso en la frente para dormir y me susurraba que me amaba. Me emocioné con sólo pensar esto, a pesar de todo, yo aún lo amaba, sin embargo, no quería sufrir más con este enredo, con sus mensajes confusos, sabía que él nunca me amaría, tenía que aceptarlo y aprender a vivir con ello.

Ahora que reflexionaba... ¡Llegaron las vacaciones! La que, en mi opinión, era la mejor de todas: la Navidad. Tenía planeado ir a Brasil y estar con mi familia, tanto tiempo lejos y con todo lo que ha pasado me hacía añorarlos aún más. Necesitaba su apoyo para dejar todo este episodio de Leo y yo atrás.

Primero tuve que cumplir con unos compromisos con mis patrocinadores, ya saben, sesiones de fotos, publicidades y esas cosas, la verdad es lo que menos me interesa, sólo quiero jugar al fútbol, aunque, debo admitir que también me divierto haciéndolas. Después de esto, cuadré con Dani y Adriano para viajar juntos a Río, donde nuestras familias y amigos nos estarían esperando con ansias.

El vuelo fue bastante largo, lo bueno fue que estuvimos haciendo bromas la mayor parte del tiempo, era divertido estar con ellos, me hacían olvidar a Leo... a quién engaño, esto era una tarea imposible.

Fui recibido en el aeropuerto de Río de Janeiro por mis padres, mi hermana y...

- ¡Lucca! ¡Meu filho!–exclamé de felicidad al ver a mi amado hijo correr hacia mí, yo lo cargué y lo abracé con fuerza.

- ¡Papai! ¡Te extrañé mucho! –dijo sonriendo al tiempo que le acariciaba su linda melena dorada.

- ¡Eu também! ¡No tienes idea cuánto! –dije besando su mejilla y poniéndolo en piso.

Lo tomé de la mano y nos dirigimos junto con los demás al estacionamiento. Allí me despedí de Dani y de Adriano y me subí a mi camioneta con mi familia para dirigirme a casa de mis padres... ¡Hogar, dulce, hogar!

No tienen una idea de cuánto me hacía falta Brasil, su clima tropical, sus playas, la samba, todo, estar de vuelta era un placer. La casa de mis padres lucía exactamente igual que antes, acogedora e iluminada, lo único cambiante eran las decoraciones navideñas, entre ellas un enorme árbol de Navidad en el centro de la sala, donde se hallaban varios presentes.

- ¿Uno de esos es para mí, verdad papai? –me dijo Davi con sus ojitos tiernos refiriéndose a los regalos.

- Claro que sí mi niño.

- Entonces... ¿puedo abrir uno? –preguntó con inocencia, esto me hizo reír.

- Aún no, debes esperar hasta Navidad, ¿vale? –sonreí al tiempo que Lucca hacia un pequeño puchero, yo le besé la frente y lo cargué de avioncito para luego desplomarnos en el sofá de la sala, ambos reíamos a carcajadas.

- ¡Qué bueno! ¡Ahora tenemos dos niños en casa! –bromeó Rafaella acercándose a nosotros y sentándose en el sofá- ¡Pero tú eres mi consentido! ¿verdad Davi? –dijo apretándole los cachetes.

Friendzone FC -A Neymessi HistoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora