Terremoto 16S

19: 55 p.m

¿Cómo definiría esta situación? Una sola palabra, CAOS, un terrible caos.
Acaba de terminar un sismo interminable, vi como las luces de los edificios, departamentos se apagaron, sonó como si hubiese habido una explosión y son recién las 19:55 pm, el atardecer más devastador que me ha tocado vivir.
Se está moviendo la tierra de nuevo, ¡una réplica! Esto de verdad debió haber sido un terremoto porque el sismo fue muy fuerte las personas lloran, gimen, que encantadora escena, pienso con ironía, un socavón en la carretera, las luces cortadas, las líneas colapasadas, el mar recogiendose...
Stop pare pare, acabo de decir el mar recogiendose, Dios que estúpida soy, ¿Qué sigue después de un fuerte sismo? Qué vaa, un sismo espantosamente fuerte, un Tsunami.
Y es en ese momento cuando escucho a Tom llamarme y prácticamente gritarme, me doy la vuelta y salgo corriendo en su dirección, no tengo mucho que explicar solo tomo las cosas, miro a mi hermana y con un nudo en la garganta le digo:

-Ana Vargas es hora de que saques todo tu coraje como lo hicimos hace un tiempo atrás.- mis ojos están vidriosos al igual que los de ella.

-¿Por qué me dices esto?- susurra.

-Tsunami.- dice Tom.

-El mar se está recogiendo, Anny debemos salir de acá, ¡por la cresta! debemos evacuar.-

-Nos vamos, Tom agarra todas tus cosas y vamonos, tú te vienes con nosotros.-

-¿Y los niños?.- me pregunta

-¡¡NO LO SÉ, SOLO VAMONOS!!- grito porque quiero que mi hermana menor este a salvo y si no se quiere ir Tom que se vaya a la punta del cerro, no perderé a nadie mas por desgracias naturales.

Antes de que Tom me conteste escuchó a Gabo hablar. -¿Así que nos querías abandonar Noe?- No lo dice enojado sino que su voz denota una pizca de decepción y desazón.

-Quieren dejar de hablar, se está oscureciendo y debemos evacuar, ¡que wea* (improperio) les pasa!- dice Pablo.

Todos salimos corriendo de la orilla de la playa hacia las partes altas de Coquimbo, es lo más seguro. Somos siete en total Tom, Anny yo por un lado y Gabo, Pablo y Diego por el otro lado.
Los cuento una y otra vez, miro como andamos, ropa muy ligera para una noche un tanto helada, un poco de galletas, papas, queque y medio litro de agua.

Mi corazón va a mil por hora, no puedo creer que esté ocurriendo de nuevo. Otro desastre natural, hace 6 meses aproximadamente vivo en Coquimbo y la razón de este cambio de ciudad fue el aluvión que afectó la tercera región de Chile en el mes de Marzo a unas dos semanas de haber ingresado a la universidad, después de mucho tiempo podía decir que me sentía bien, que estaba renaciendo como el ave Fenix de las cenizas. Pero Dios, Buda o el destino quiso que todo se fuera a la punta del cerro.

"Qué rara es la vida, ¿verdad? Justo cuando piensas que lo tienes todo resuelto, justo cuando por fin comienzas a planear algo en serio, te entusiasmas con la idea y crees saber hacia donde vas, los caminos cambian, las señales cambian, el viento sopla del otro lado, de repente el norte es el sur y el este el oeste, y estás perdida. Es muy fácil perder el rumbo, perder la dirección."

El fragmento de uno de mis libros pasa por mi mente, haciendo que me sienta más triste de lo que estoy.

Mi casa se perdió, el barro llegó hasta una altura de un metro y algo más, no rescatamos nada de ese lugar, lo único y más valioso que pudimos salvar del barro fue a Larry mi perro y si no hubiera sido por mi vecino que se metió a mi casa a salvarlo se hubiera muerto, mi pobre Larry cuando lo encontré estaba lleno de barro, solo se le notaban los ojos, nunca había llorado, pero cuando me vio abrirme paso en el barro para agarrarlo, lo hizo, esa fue la gota que rebasó el vaso, yo nunca lloro pero el verlo lleno de miedo y dolor fue más de lo que habría podido soportar, mi casa, las paredes, todo estaba en el piso, pero agradecía a Dios que estuviera vivo.

Ahora, estamos en las mismas, corriendo por nuestras vidas, así como en Copiapó y esto se pone aún peor cuando se pone a sonar mi celular (como cuando van los bomberos a apagar un incendio) recibiendo un mensaje del SHOA* (Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada en Chile) y la ONEMI* (Oficina nacional de emergencia del ministerio de interior) por un tsunami.