Estuvimos bastante tiempo pensando bien qué sería lo próximo que haríamos.
Al final iríamos a un par de lugares más y decidiríamos entonces.
Puesto que nuestros destinos habían cambiado, pensamos también que no nos iríamos al día siguiente, nos quedaríamos otro día más en aquel lugar.
Cuando estuvimos seguros de ello, Paula habló con Cerise y le contó nuestra decisión. Nuestra amiga francesa no tardó en ofrecerse para ayudarnos por lo que quedamos con ella a mediodía, almorzaríamos en el mismo restaurante tumblr al que ella nos llevó.
Eran más de las doce y veía como a Paula se le cerraban los párpados mientras yo no paraba de bostezar.
El cansancio nos estaba matando así que nos fuimos a dormir.
Eran las once y media cuando me desperté, esa noche sí que dormí a mis anchas.
Mi móvil marcaba un tres por ciento de batería, siempre dormía escuchando música pero esa vez no tenía un enchufe cerca que le diese vida al aparato.
Paré a The 1975, lo puse a cargar y busqué en vano a Paula con la mirada.
Mientras me vestía y preparaba para bajar a desayunar, llamé a Sara.
-¿Diga?- contestó alguien soñoliento.
-Hola, mamá. ¿Qué tal estáis? ¿Está despierta Sara?
-Bien, bien. Sí acaba de despertarme ella a mí. Te la paso. Un beso.
-Adiós.
Lo primero que escuché fue su risa, y se me cayó el alma a los pies. ¿Era posible ser tan adorable?
-¡Hola, Raúul!
-Hola, guapa. ¿De qué te ríes?
-Es Pepa- hizo una pausa para reírse con todas sus fuerzas- se ha caído a un charco.
Se me borró la sonrisa inmediatamente.
¡Estaba viendo la dichosa serie de los cerdos!Pegó el móvil a la tele y me gritó desde demasiado cerca:
-¿LO ESCUCHAS? ¿LO ESCUCHAS?
La sonrisa volvió, cargada de envidia, porque sí envidiaba a mi hermana.
Sólo los simples sonidos de unos cerdos animados podían hacer que fuese la niña más feliz le mundo y riese durante horas.Me contó que había hecho una nueva amiga y que esa noche cenaría con Santi y Víctor, los hermanos de Paula.
También dijo que le había dado de comer a mi pez y cosas de ese estilo.
Hasta que se le entrecortó la voz.
-¿Cuándo vas a volver? Es que te echo de menos.
-Pues este es sólo el tercer día que no estoy allí, falta para que vuelva.
Yo también te echo de menos, Sara.-Ayer fui al hospital, a ver a Abuela- me dijo casi en susurros.
-¿Cómo está?- le pregunté no muy seguro.
-Mamá dice que bien, pero abuela no me dijo nada, estaba con los ojos cerrados y tenía un tubo muy raro con una mascarilla.
Se me partió el corazón en tantos pedazos como estrellas en el cielo.
Era pequeña, demasiado. De ahí ser tan adorable.
Seguramente mi abuela estaba inconsciente cuando Sara fue a visitarla.
Me di cuenta de que el reloj marcaba casi la una y me acordé de que habíamos quedado con Cerise para almorzar.
Me despedí de Sara para ir en busca de mi móvil, y salir corriendo hacia el restaurante.
Para cuando llegué Cerise y Paula ya estaban allí.
- ¿Qué? ¿Una cama demasiado cómoda? - Me picó Paula al verme.
-Obvio, cállate-reí.
Saludé a Cerise y entre las dos me pusieron al corriente.
Cerise iba a llevarnos al antiguo apartamento de Marcus después de comer y luego nos diría a qué ex-novias deberíamos visitar y cuales evitar.Trajeron la comida y fluyeron las conversaciones.
Estuvimos hablando de Víctor y Santi, de Sara, de Fausto, el hermano de Cerise que nos presentaría después, de cómo era Marcus, del problema de mi abuela, etc.
Ellas eran las que más hablaban, yo de vez en cuando perdía el hilo, me quedaba hipnotizado, con la mirada perdida mucho más allá de aquellas montañas, oía las voces de ambas, pero no las palabras, no era capaz de entenderlas.
Justo antes de que los tres terminásemos de comer, sonó el teléfono de Cerise.
-Raúl, ¿ha pasado algo?-me preguntó Paula mientras Cerise se metía tanto en su lengua natal que se me hizo imposible entenderla.
-No, nada ¿por qué?
-Has hablado con tu padre, ¿verdad?
-No, pero sí con Sara- le dije con desgana.
-¿Qué te ha dicho? Te ha dejado con la cabeza en otra parte, ¿Pasa algo con Lidia...?
-Nada en concreto. Me ha dicho que ayer fueron a verla, y creo que en el momento de la visita mi abuela no estaba consciente...
-¡Estamos en Francia Raúl!- me interrumpió.
Dedució por mi cara que no la entendía, que no sabía de qué hablaba.
-Ni tu ni yo habíamos salido nunca del país, y ahora estamos en Francia para dar con la mejora de tu abuela. Sería una estupidez por tu parte pasarte cada día pensando en si puede estar consciente o no.
»Lidia es el motivo del viaje, y como
nos prometimos a nosotros mismos vamos a encontrar a ese doctor.
Tu abuela no se va a quedar como está, -repitió-vamos a encontrar a ese doctor. Vamos a salvar a Lidia...- se calló cuando escuchar a Cerise despedirse por teléfono.Pagamos la cuenta entre los tres y nos fuimos. El hermano de Cerise, Fausto, nos estaba esperando al lado de la tienda, por fin iríamos a la casa de Marcus.
Paula era increíble. La quería tanto que la envidia también podía palparse. Era capaz de todo, podía hacerte sonreír en cualquier momento, sin importar la situación. Referente a eso, lo que más merito tiene es que en esas situaciones ella también suele estar afectada, a veces incluso peor.
Mientras almorzamos, escuché a Cerise y Paula hablando de mi abuela y Paula. Esa vez simulé no estar atento a la conversación, para poder saber qué pensaban ellas.
Cerise le preguntó que si teníamos un noviazco, y Paula riendo lo negó.
Le preguntó entonces que a qué se debía que ella participase en el viaje y Paula se lo contó.Le contó que ella nunca conoció a ninguno de sus abuelos y que Lidia siempre le había tratado como su nieta y nadie dijo nada, todos nos quedamos sin palabras.
El apartamento estaba a unos diez minutos y tal como esperábamos, se encontraba en una urbanización de lujo.
Segundo antes a que Cerise abriese la puerta, nos advirtió de que seguramente el piso de nuestro querido Doctor, no sería como esperábamos.
Y razón no le faltó.
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Llámame como quieras
Novela JuvenilEs una historia que, sinceramente, no sé a qué llegará. En esta, Raúl, un niño con sólo ocho años, da una opinión sobre la vida, más específicamente sobre sus abuelos, de los que no quiere despedirse. Una vez crecido, a una de sus abuelas le pasa al...