Querido diario
La secretaria de Li vino hoy a nuestra casa, ella estaba demasiado cerca de mi papi, y eso me hizo enojar. Ambos estaban haciendo un trabajo, pero, ¡Ella no le quitaba la mirada de encima! Yo sólo estaba fingiendo ver la televisión, y además cada vez que me encontraba con su mirada me sonreía descaradamente.
Apreté los puños y gruñí, mis ojos estaban comenzando a llenarse de lágrimas y mi labio ya había comenzado a temblar. Li se giró para asegurarse de que estaba despierto, y luego se acercó a mi y me envolvió entre sus brazos.
“—Dime que está mal, cariño.”
“—Ella te está mirando, y está muy cerca de ti.” dije, apretando su camisa.
Él rió suavemente y acarició mi espalda, me sentía muy enojado, odiaba a su secretaria.
“—Sólo te amo a ti, sólo mi pequeño tiene derecho a mirarme y tocarme.”
Comenzó a hacerme cosquillas y a dejar pequeños besos en mi rostro, no pude evitar soltar una carcajada al sentir sus manos en mi estómago, miré por el hombro de Li a su secretaria, y pude notar que no expresaba felicidad alguna ante la escena.
Sonreí en grande; todo el enojo había desaparecido, ahora ella sabía que Li era mío, y que yo era suyo.
Zee. x