Era una mañana lluviosa. Un joven llamado kathair despertó por una gota que le cayó proveniente del exterior. Le gustaba dormirse azotado suavemente por la brisa nocturna asi que siempre dejaba la ventana abierta.
Este chico no era igual que el resto, o al menos él no se sentía así. A lo largo de su vida le ocurrían una serie de cosas a las que no les daba importancia pero que aún así le causaba una cierta confusión. Un grito desde el piso de abajo le sobresaltó. Su madre le llamaba para que fuera a desayunar. Ese grito le había despertado completamente.
La tarde transcurría normal, nada raro, nada fuera de lo común. Se sentó en el banco de un parque simplemente por descansar a la vuelta de la autoescuela. Al rato se fijó en la hora y se dió cuenta de lo tarde que era, incluso ya estaba anocheciendo. Su madre estaba apunto de coger un avión por motivos de trabajo e iba a estar ausente unas semanas, por tanto tenía que ir a despedirla como sea.
Salió corriendo sin mirar antrás pensando en el tiempo que iba a estar sin ver a su madre. No iba a llegar a tiempo asi que corrió aún mas rápido cuando de repente...le sucedió algo que cambiaría su vida para siempre...
