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Luego de A., me enamoré de Z., ella era alegre, extrovertida, animada, pero nunca llegamos a nada. Me gustaba, y duré bastante tiempo sin decírselo, estudiamos juntos un año y al poco menos de la mitad se enteró de que me gustaba. Ella vino y me preguntó, yo le respondí « ¡No me gustas, me encantas!» y ella se sonrojó, sonrío y no hicimos más nada. Con el pasar del tiempo, consciente de que le gustaba no hacía más que jugar conmigo, sí, jugaba conmigo, yo estaba demasiado enamorado cómo para estar pendiente de otra persona o cosa que no fuese ella o algo que tenga que ver con ella. A éstas alturas de mi vida, suelo replantearme si eso era amor, obviamente, hoy siento que no. Siento que en el momento en que sentí amarla y que era la persona indicada para mí, estaba bastante equivocado. Claro, que desde el presente, el pasado se puede ver de ejemplo o de advertencia, y aunque las piedras peguen igual, no hay dos iguales.

Ahora siendo que cuando me refiero a encontrar a la persona indicada, no me refiero a encontrar a alguien que resuelva mis problemas, ni que me sirva de muleta para cuando me sienta decaído. Tampoco me refiero a alguien que esté siempre pensando en mí, que me extrañe o que sienta que me necesita. Sino a encontrar a alguien que esté ahí, que comparta el tiempo conmigo ya que yo le compartiría el mío también. Alguien que sepa estar sin mí pero que prefiera estar conmigo, alguien que sienta y actúe pensando en un "nosotros" y no en un "tu" y un "yo" por separado. Alguien que me ame porque si y no porque yo le ame.

Una de las cosas más originales que viví con Z., fue su mamá, de igual nombre que ella, me trataba de maravilla, era muy querido hasta el punto que Z. no podía salir a una fiesta sin que fuese conmigo. Fue ella la primera madre de una chica que me gustaba que me tratara bien, claro, a la madre de A. nunca la conocí.

Recuerdo una vez que fui a casa de Z., y nos acostamos a ver TV abrazados, no habíamos cerrado la puerta de la habitación cuando pasó su tío y quiso formar un escándalo, él no me conocía, así que Z. le mintió diciendo que yo era su primo, para luego a las horas, cuando yo me fui, decirlo que era mentira. Cuando volví al siguiente día a su casa, estaban la mayoría de sus parientes, y a todos, su madre me presentaba como "el chico que vieron con Z. en la cama", bromeando.

Z. en el fondo no me inspiró poesía, en ese entonces sólo escribía para pasar el rato, las pocas cosas bonitas que me llegaban se las mandaba en SMS siempre, todos los días nunca la olvidaba. Y siempre que podía la visitaba, que venía a ser siempre. Sentía que un minuto con ella valía más que mil años con quién sea. Pero a fin de cuentas ella y yo no pasamos a ser novios de verdad, siempre bromeo con ella con que nos terminaremos casando.

En el tiempo en que duré detrás de Z. estuve desarrollando mi lectura, empecé a leer a Franz Kafka y a Arthur Schopenhauer, para luego pasar a Kierkegaard y Nietzsche. Escribía bastante y leía muchísimo. En todo ese tiempo, lo que logré escribir fue esto:

Día Tranquilo

Quiero que el cielo llore por cada niño que crezca, y que tan sólo un después en instante, salga el sol diciendo: ¡Se ha hecho un buen hombre!

Obligación y Gusto

No hay mejor obligación que la que te gusta, y no hay peor gusto que el que obligan.

Nota (5)

La culpa la tenemos ambos. Tu por dejarte querer, yo por querer quererte. Así de simple.

Cuento

Él tenía el capricho de aspirar llegar lejos, era su sueño, luchó por el, y lo logró. Logró llegar lejos, pero ella no estaba cerca.

No es castigo, es reto

Tenía la curiosidad de saber si te sentías de igual manera.

La vuelta al mundo para abrazarte por la espalda. (Completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora