Capítulo 2: Recuerdos.

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-Venga, Nerissa, despierta. Hay que ir a la escuela... ¿No querrás llegar tarde tu primer día, verdad?
-Mamá... ¿Haré amigos?
-¡Claro! ¡En la escuela hay mucha gente con ganas de conocerte! Y... aprenderás mucho.
-¡Venga, Nerissa! ¡Despierta!
"Esa voz..."
-¡Vámos, que se enfría el desayuno!
"Vete de mi cabeza..."
-Vámos, hombre. ¡Levanta!
"¡Vete, joder!
-¡Levanta!
"¡No, dejame en paz!
-Levanta... ¡Ahora!
"He dicho... que te vayas... ¡DE MI CABEZA, JODER!"
Abrí mis ojos, sudando de mala manera y con un temblor en las manos difícil de describir. Miré hacia todos los lados. Me encontraba en comisaría. Todos estaban a mi alrededor, mirandome extrañados.
-O...oye... ¿Qué estamos haciendo aquí...?-dije, con voz temblorosa.
Mashiro, que estaba a mi lado, me miró extrañada.
-¿Aquí? Esto es comisaría. ¿Que te fuiste ayer de fiesta con tu novio, eh, Nerissa?
-¿Q-qué?
Ella me miraba preocupada por la manera en la que respiraba. Su rostro alegre se volvió serio en cuestión de segundos.
-¿Puedes levantarte?-preguntó la japonesa
-Pues... no lo se.
-Pues intentalo, tonta.
Extendió su brazo hacia mi. Le cogí su mano y empujó para levantarme.
-¡Joder, si que pesas!
Intentaba levantarme con todas mis fuerzas, hasta que lo conseguí. Miré hacia la derecha, y me encontré con la puerta de el cuartillo de la limpieza. Me quedé mirando hacia aquella dirección hasta que Mashiro puso la mano delante de mi cara.
-Oooooyeeee... Nerissa, vuelveeee.
La miré con cara de despistada. Seguía sudando muchísimo, y mis piernas y manos seguían temblando.
-Oye... ¿A qué le tienes miedo?- preguntó ella.
Mis compañeros ya habian vuelto a sus respectivos sitios. Los miraba uno a uno. Estaban muy raros.
-¡Nerissa!
La volví a mirar. Me da la sensación de que algo va mal.
-Mashiro... ¿Qué cojones me ha pasado?
Ella suspiró y me cogió de los brazos.
-Aaaai mi querida Nerissa, la resaca no t-
-¡DÉJATE DE MIERDAS!
Mi voz retumbó por toda comisaría, dejando a mi amiga sorprendida. Mi rostro era terrorífico. Era como si estuviera loca. Miraba a Mashiro con enfado, con el flequillo tapándome la mitad de los ojos, dejando ver un verde fuerte paralizante.
-Oye... esa mirada se la sueles lanzar a los criminales que no confiesan.
-Mashiro, habla.
-¿Sobre qué?
-Solo tienes que decirme lo que me ha pasado, nada más.-dije, muy seria.
-Joder, simplemente te desmayaste.
Miré a recepción. Volví a mirar a la japonesa, con ese mismo enfado en mis ojos.
-Yo estaba allí.- dije, señalando la recepción.-Y ahora estoy aquí. Mejor dicho, estaba allí, luego en el baño y finalemente en el la puerta del cuartillo de la limpieza. ¿Me lo explicas?
-Y... em... ¿Qué tenías que hacer con aquella puerta?
-Joder, Mashiro.¿Qué se hace con las puertas?
Entonces caí en lo que ella quería hacerme entender con esa pregunta estúpida. Mi mayor miedo es que alguien acabe como mi madre... Mi bonita vida terminó desde que abrí aquella puerta del baño, dejando ver el verdadero infierno.
-¿Qué quieres decir?
En ese momento me di cuenta que en realidad Mashiro solo estaba tratando de tranquilizarme, pero yo estaba pensando en algo distinto a... "relajarme".
-Acompañame al lavabo. Tenemos que hablar. -le dije.
Le cogí del brazo y, forzándola a seguirme, la llevé al lavabo, con esperanzas de que me tomara enserio.
-Joder Nerissa, puedo caminar yo sola.-me dijo, molesta.
-Oye, hay algo que...
-Ya lo se. ¿Crees que no lo he sentido? Son auras malignas. Por todas partes. Rodeándonos... rodeándote.
-Debes alejarte...
Miré hacia mi alrededor, buscando esa voz que siempre oía. ¿Quién me hablaba?
-Debes alejarte de las personas que te ayudan... para poder salvar a este mundo de lo que se aproxima.
-¿Nerissa?
Me estoy volviendo loca. Por algúna razón alguien me hablaba. Su voz era familiar, pero a la vez no la había oído nunca.
-Huye... o te acabarán atrapando... hermanita.
De repente, un fuerte escalofrío recorrió mi cuerpo.
-¡Oye, Nerissa!
Miré a mi amiga. Estaba enfadada.
-Estás muy rara...
Un silencio incómodo nos rodeaba. Mirada con mirada. Decidí romper aquel silencio al notar una gran presencia oscura tras la puerta de entrada al lavabo.
-Nunca hemos sido normales.
Cogí el pomo de la puerta y la abrí. Un fuerte viento me dió en el cuerpo. Mis ojos ahora eran platos. ¿Qué mierda estaba pasando ahora?
-¿Qué pasa, te estás cagando a última-?
Mashiro reaccionó de la misma manera que yo al ver aquel lugar oscuro. Todo era oscuridad, nada más que oscuridad. Parecía un lugar abandonado.
-Nerissa... ¿Dónde cojones estamos?
-¿Crees que lo sé?
El olor a muerto inundaba el lugar. Cada paso que dabamos era como un paso hacia una muerte segura. Había un escritorio. Abrí los cajones. Habían un montón de hojas, con nombres escritos. Leí... algo que no tendría que haber leído nunca.
-Huye, escondete, salvate, no permitas que te engañe.
Me empezó a sangrar la nariz. Las manos me temblaban. Estaba sudando muchísimo. Tenía... miedo...
-¡VAMOS, HUYE!
Miré al frente, justo a la puerta de entrada. Miré hacia todos los lados, pero no encontraba a Mashiro. A mi izquierda había un ascensor.
-Ni se te ocurra.
¿Qué razones había para que de la nada me encontrara en un lugar que no conozco? Cada minuto que pasaba era eterno. Estaba quieta, mirando a la pueta principal de aquel lugar enfermizo.
-Este lugar... está maldito.
Me dolía muchísimo la cabeza.
-Y no está maldito por leyendas estúpidas de crios.
Sentía... como poco a poco me debilitaba.
-Maldita por lo que pasó... Con Erin Castella.
¿Qué? ¿Mi madre? ¿Qué tiene que ver con todo este lugar?
-Este es el último sitio que pisó antes de morir.
Es decir...
-Murió aquí. Por tu padre.
¿Qué?
-Ya que el...
¿Qué cojones está diciendo?
-Él no quería una historia imperfecta...Y estaba dispuesto a matar a la persona que más amaba... con el fin de que nadie más pudiera salvarse de esa maldición que ese libro contenía.
¿Y que tengo que hacer ahora? ¿Quedarme aquí para siempre?
-No, lo que debes hacer ahora... es salvar a todos aquellos que tengan ese libro en sus manos. Matar a tu padre...
Eso es lovque deseo con fuerzas...
-Y a tu madre.

Almas PerdidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora