2.El sustituto

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Navidad, esa hermosa y colorida festividad ¿No es hermoso? Para él lo es. Es más que perfecto. Es hermoso.
No había dinero para comprar un costoso árbol navideño como los que el pequeño Axel observaba con ilusión.
Era diciembre, la navidad se acercaba y los padres ansiosos por comprarle cosas lujosas para sus hijos.
Cosas, si. Cosas. Solo algo material. Sin valor afectivo.
Solo dinero gastado en algo para alguien que solo se alegrará un instante y lo olvidará al otro.
Axel solo recibió un pequeño árbol navideño. Su primer regalo y su primer árbol.
Lo decoró junto a su madre.
Él estaba feliz, pero esa felicidad le perduró para siempre y cada vez que lo recuerda, solo sonríe con sus ojos a puntos de llorar. No de tristeza, sino, de felicidad.
Por eso es su única festividad favorita del año. Porque le trae recuerdos y nostalgia.
Quien necesita obsequios caros y artefactos lujosos, cuando se puede sentir algo aún mejor.
Un hermoso y nostálgico sentimiento.
Para él, la navidad es lo mejor que pueda existir. Es su mundo. Un mundo utópico.
Y no, no importa si nació Jesús ese día, o lo que fuere. Para él tiene otro significado. Aparte, sus creencias son distintas a las del resto, pero las respeta y tiene mucha tolerancia al respecto.
Y vino él. Llegó alguien inesperado. No, no es su padre, ni Santa Claus, pero parece simpático. Quizá podrían ser grandes amigos, o podría ser alguien a quien poder llamar... papá.
Su madre parece agradarle un poco. Pero el que parece de gozar de felicidad es él, Axel.
El joven risueño. Siempre tan alegre. Siempre tan sonríente.
Si tan solo pudiera expresar lo que siente por dentro, quizá dejaría de sonreír, dejaría de reír y ya no tendría esa maldita sonrisa en su rostro.
Pasó el tiempo, pasaron los meses y él se convirtió poco a poco, en su nuevo "padre", "padre sustituto" o como dice su madre: "Vulgarmente llamado: padrastro"-.
En fin, sea lo que sea, él ya era uno más. Pero, no lo eligió la madre, claro que no. Fue Axel, pero es normal. Un pequeño de 4 o 5 años, mucho no puede pensar en el momento. No importa, el tiempo hará lo que deba hacer.
Yo solo soy un narrador que cuenta esta historia. Común, nada nuevo que decir.
Solo dejaré al lector leer y que piense lo que quiera pensar ¿no? Bueno, mucho no hay para pensar.
Su mundo era de fantasía.
Veía y leía muchos cuentos e historias. Siempre con un final feliz. Alguna que otra tragedia al empezar, pero siempre se resolvía.
Quizá ver mucho Disney y otras caricaturas lo hicieron tan fantasioso.
Quizá pensar e imaginar lo hicieron tan creativo, aunque esto traería problemas.
Pensar mucho nunca es bueno.
A veces imaginas cosas y otras simplemente, eso que piensas e imaginas empiezas a creertelo y no puedes sacartelo de tu mente, por más que sepas la verdad. Simplemente es difícil sacarse algo de la mente.
Pensar, es siempre un problema.

El risueño [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora