Escribo a un año de mi batalla ganadora. Sí, aquella que parecía imposible, aquella batalla que iba perdiendo, pero con un final victorioso.
¿Por qué victorioso?:
Te olvidé.... No, no te olvidé.
Te superé.
Ayer, volví en el tiempo.
Me sentí débil, me sentí... Como si estuviese en aquella batalla. El campo de guerra, renovado; armas más poderosas, más hirientes...Me enteré que esperas un bebé, un niño.
Tienes cuatro meses y medio de embarazo y te felicité.Nadie puede ponerse en mi lugar ahora, nadie puede comprender el dolor que siento. Sin embargo, no le deseo esto a nadie.
No te extraño, no te quiero de regreso.
Quiero que estés bien... Estén, el bebé y tú, pero todo se siente tan irreal, como si fuese un sueño. Ojalá...Fernanda, sé muy bien que no hay posibilidades de que leas esto pero tú me jodiste la vida. Y nunca, nunca podré ser capaz de olvidar todo el amor que te tuve y que te di; tampoco de nuestra "pequeña" historia, nuestra relación.
Tampoco seré capaz de olvidar cómo de prometer una vida conmigo, de formar nuestra familia, de viajar... Todo eso, pasará [o está pasando] con el papá de tu bebé.
Sal de mi cabeza, de mi vida, de las cosas que me importan, ya... Por favor.