Cuando Rubén se fue yo no podía parar de pensar que había pasado, no podía sacármelo de la cabeza. Lo único en que podía pensar ahora era en trabajar.
No había mucha gente así que en cuanto vino Samuel, me fui para casa.
Ya había llegado y Guille estaba tapado con la manta y con el ordenador, se le veía en la cara que estaba enfermo, así que decidí hacerle un sándwich caliente.
- Muchas gracias, Andre. -me dijo sonriendo.
Yo le miré y le devolví la sonrisa.
Me tumbé al lado de Guille, miro el móvil y veo que tengo un WhatsApp, ¡y era de Rubén! ¿Qué quería ahora?Decía que tenía que contarme algo importante y que me pasaría a buscar en media hora. Le respondí con un okay y me fui a prepararme.
No sabía qué ponerme y revolví toda mi habitación hasta que quedó toda la ropa por el suelo.Al final me fui a duchar y decidí ponerme una sudadera con el logo de Batman, unos pantalones azul oscuro y unas Converse. Me recogí el pelo con un moño despeinado y listo.
Llamaron a la puerta, abrí y era él, me miró de arriba a abajo y unas palabras salieron de su boca.
- ¡Qué guapa estás!
- Gracias -respondí con una sonrisa.
Abracé a Guille y le di un beso en la frente para despedirme.
El coche de Rubén era negro, me abrió la puerta para que pasara y entré, se nota que cuida su coche como su hijo, lo tenía todo muy limpio y olía muy bien.- ¿A dónde vamos? -dije mientras él arrancaba el coche.
- A mi casa, te tengo que enseñar una cosa. -dijo serio sin quitar la vista de la carretera.
Llegamos a su casa, más bien a su piso moderno, aparcó el coche y se bajó para abrirme la puerta. La verdad es que no me gusta que me traten como alguien que no puede hacer nada por sí sola, pero bueno, supongo que es por educación.
Subimos a su casa en el ascensor, la entrada era muy grande, tenía unas escaleras a la izquierda y a la derecha estaba el salón, era todo muy amplio por lo tanto el hall estaba junto con el salón y la cocina.
Rubén me agarró la mano y me llevó hasta una puerta. Estaba cerrada y se necesitaba una llave para entrar por lo tanto no sabía que había ahí dentro.
Me cogió las dos manos.- Te he conocido hace un tiempo y creo que contigo puede funcionar, eres de las pocas chicas que he conocido que me atrae bastante, por eso quiero enseñarte lo que hay detrás de esta puerta. Solo quiero que no te asustes y que no salgas corriendo, ¿confías en mí? -dijo mirándome a los ojos.
En verdad me daba un poco de miedo, pero a la vez tenía curiosidad por saber qué había en esa habitación.
Yo asentí con la cabeza sin decir nada.
Rubén soltó mis manos y las llevó a su bolsillo, sacó unas cuantas llaves y buscó la correcta para esa puerta, me miró y metió la llave en la cerradura.
Abrió la puerta y aquella habitación era de color rojo, había una cama, una TV, consolas y látigos, muchos látigos.
¿Qué era todo eso?