Recuerdos

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Una mujer cierra los ojos, muerde su labio, su rostro expresa dolor. Sus cabellos negros cual ébano y sus ojos azules inundandos con lágrimas son la muestra de que se está esforzando.
No es para menos, pronto habrá parido.
Aprieta la mano de su esposo, la partera empírica le anima, finalmente, aquel niño nace.
Ha llorado, es un varón saludable.
Toda la familia Nanase está feliz.
"Nanase Haruka, ese será su nombre" su padre había decidido.
La madre de Haruka era una bonita mujer, de cabellos negros y ojos azules, se dedicaba a ser bailarina en un show.
Pasaron ocho años, y aquel bebé ahora era un niño, y como el niño que era Haruka deseaba, algún día, pertenecer al elenco al que pertenecía su madre; ahora formaba parte de él, pero no formalmente. Su madre había terminado de pintarse los labios y había besado los negros cabellos de Haruka "Portate bien" le dijo y Haruka asintió siguiéndole, mirando tras el telón.
"Ven aquí, Nanase-kun" y el hombre que le hablaba le tendió la mano. Haruka entonces subió al escenario, y el hombre abrió una caja, está llena de agua y pretende que Haruka entre. Un niño en la audiencia está asustado, y su angustia creció cuando vio que aquel hombre ataba a Haruka; Haruka entró confiado y después cerró la caja anunciando "Haru-chan, el niño escapista" y los momentos pasaban haciendo que nuestro pequeño en el público estuviera temblando.
Finalmente, el joven de cabellos negros salió, con la mirada turbia y la respiración entrecortada, sin querer dirigió la mirada al público topandose con un par de iris agua marina. Ambos se miraron y se sonrieron más no dijeron nada.
Y entonces Haruka creció, a los diecisiete era un joven hermoso, idéntico a su madre, sin embargo, ahora formaba parte del elenco, ahora nadaba entregando su vida al agua.
Uno de sus compañeros llegó corriendo entregándole una hoja con un dibujo de un delfín, Haruka sonrió de manera a penas visible y corrió al escenario, al estanque en donde hacia su número, buscó, mas no vio nada.
Un par de grandes manos cubrieron sus ojos, las reconoció, "Sousuke" le tocó las manos y Sousuke, el mismo niño que hace ya casi nueve años le miraba entre el público le susurró un "Sí" y separó entonces sus manos de los ojos de Haruka, y estaba avergonzado.
La noche brillaba con las estrellas, la luna no estaba llena, era luna nueva, por ello casi no se notaba.
Haruka solo mostraba emociones en su rostro si de Sousuke se trataba. Incluso se daba el lujo de juguetear.
Había estado corriendo, sin embargo dos fuertes y firmes brazos le habían alcanzado, rodeando su firme abdomen, sintió la tibia respiración de Sousuke en su cuello. Y por primera vez se sintió en paz.
Un beso, dos besos, tres besos.
Una caricia cariñosa, una caricia más demandante hasta llegar a las caricias pasionales.
Una prenda, dos más, tres a continuación.
Se amaban, aunque de pequeños solían pelear todo el tiempo.
Ahora, siendo adultos, ya no tenían que pelear.
Y con el sudor perleado en sus rostros cual gotas de rocío se los demostraba. Sus manos se entrelazan, no quieren separarse. No ahora. No ahora que por fin se han unido de otra manera.
Se necesitaban al fin y al cabo.
Y varios meses después, Haruka mordía su labio, apretaba la mano de Sousuke, ahogó un grito, enterró las uñas en el futon y después escuchó a la mujer frente a él. El dolor se fue.
Después el llanto. Es un varón, un varón fuerte y sano.
Sousuke besó la frente de Haruka, ahora ambos tenían un fruto de su amor.
Y Haruka terminaba de arreglar su cabello cuando observó que su hijo le observaba atento detrás de él.
"Te pareces tanto a Sousuke" solía decirle y después acariciar sus cabellos, aquellos cabellos negros como los suyos pero aquellos ojos como los de Sousuke, el pequeño Ukyo era la viva imagen de aquel niño que observaba aterrado en las gradas hace ya casi 17 años.
Haruka entonces besó la frente de su hijo y salió al escenario, observó hacia la entrada, mirando que Sousuke estaba ahí, se esforzaba mucho por ser un buen guardia de seguridad.
El show había terminado, Sousuke estaba muy feliz, porque Haruka siempre se esforzaba y siempre era el más hermoso.
Cuando ambos se vieron detrás del lugar, Haruka le abrazó del cuello y besó sus labios "Vamos por Ukyo" le susurró a Sousuke en los labios, y Sousuke asintió, Ukyo ya estaba cerca de ahí, estaba a punto de llegar cuando sus padres lo vieron, Haruka le sonrió y extendió sus brazos, Ukyo iba a llegar hasta ellos cuando notó como una mano tomaba con fuerza la muñeca de Haruka, se hizo hacia atrás por inercia, vio que su padre y aquel hombre estaban gritando, observó los brillantes ojos de Haruka que le decían "Escondete", y Ukyo se escondió con cautela detrás de unos arbustos y entonces el observó...
Aquel hombre que nunca antes había visto, había tirado de la muñeca de Haruka lo bastante fuerte como para tirarlo, Sousuke le había lanzado un golpe, uno muy fuerte que incluso le había herido la comisura de los labios.
Pero aquel hombre no estaba solo, habían más hombres, grotescos y gigantes,  Sousuke se las había arreglado para deshacerse de todos. Haruka también le había ayudado, aunque era obvio que la fuerza no era la misma.
Finalmente todo estaba bien, Haruka abrazó a Sousuke y después miró a su hijo tras los arbustos, con la mirada dijo un "Ven" y el pequeño Ukyo iba a ir, sin embargo, un hombre se levantó del suelo y a traición vio la daga filosa atravesar a su padre, no fue capaz si quiera de moverse.
Escuchó en la lejanía "Nanase, Yamazaki" al parecer el dueño había visto todo aquello, aquel asesino huyó, al parecer Haruka no se había dado cuenta de lo que había pasado hasta que miró hacia abajo observando sus ropas con un color oscuro, un rojo como el del interior de una ciruela. Observó también el rostro de Sousuke que llevaba sus manos a su estómago empapado del color rojo como las ciruelas.
El pequeño detrás de los arbustos no fue capaz de decir ni pensar nada.
Observó  como las piernas de Sousuke perdieron fuerza y se doblaron, escuchó el llanto de Haruka "Pronto estarás bien, lo prometo" la voz de Haruka apenas y salía, fue entonces que Ukyo pudo observar el rostro de su padre, las miradas agua marina se encontraron "Cuida de mamá" las lágrimas comenzaron a resbalar de sus ojos.
Y veinte años después, aquel niño que presenció el asesinato de su padre, ahora es una copia exacta.
Haruka ha envejecido, pero aún así, sus inigualables ojos azules siguen brillando.
Ahora Ukyo también es padre de una bonita niña de cabellos ébano y ojos escarlata.
"Es el turno de Ukyo para vivir" pensó Haruka antes de acostarse en su cama con una sonrisa, las lágrimas cayeron por sus mejillas.
"Sousuke" susurró. Para después cerrar los ojos, y no despertar más. Ha pasado tiempo desde que aquellos amantes se han regalado una sonrisa. Y, con el recuerdo de aquella noche, observando la última sonrisa de Sousuke, Haruka se quedó dormido para siempre.
Fin

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