Botones de Cerezo

450 44 4
                                    

En memoria:
Del profesor Angelo Vergara Sánchez, maestro y educador, gracias por brindarme los conocimientos de enfermería que debo tener, gracias por darme ánimos, quisiera decirle cuanto deseaba poder trabajar con usted alguna vez, ser su colega enfermero, lo admiro y lo admirare por toda la eternidad.
Hasta siempre.
Descanse en paz. (06-octubre-2015)
Mi eterno agradecimiento y admiración para el mejor profesor. Prometo ser un enfermero mejor que tú.
Y algún día nos encontraremos para vivir en la eternidad.

~*~*~*~*~*

El botón que florece en la adversidad, es entre las demás flores, la más hermosa.

La familia Tachibana-Nanase está compuesta por Tachibana Makoto, Nanase Haruka y su par de hijos; el hijo mayor se llama Kenji, la hija que es menor que su hermano por cinco años se llama Chiyo.
Makoto es un padre responsable, y en cuanto quedó comprometido con Haruka se esforzó para darle la vida que tanto se merecían.
Habían vivido en un puerto pequeño, cerca el mar, en una pequeña casa que poco a poco se iba ampliando.
A pesar de que aquel lugar era una zona pesquera, la familia Tachibana-Nanase no vivía de ello; Tachibana Makoto era un samurái.
La era del shogunado Tokugawa estaba llegando a su fin; tras la próxima entrada de la era Meiji, Japón volvería a abrir sus puertas al comercio global, cerrando su primer tratado con la potencia más grande del mundo: Estados Unidos de América.
Makoto había besado la frente de Haruka, antes de ir a un enfrentamiento.
Haruka estaba preocupado, algo en su corazón le decía que Makoto no debía ir a aquella batalla.
"Estaré bien" le dijo, acto seguido besó su frente.
Haruka junto a sus dos hijos espero paciente en la entrada principal. La campanilla de viento tintineaba, Chiyo se encontraba recostada en el regazo de Haruka y Kenji sobre el tatami, un mensajero llegó después.
Los ojos de Haruka se abrieron de par en par.
"Tachibana Makoto, muerto con honor en la batalla"
¿Ahora para quien debía florecer el cerezo?
Rei Ryugazaki el jefe, había llegado con Haruka, entregó la armadura de Makoto. Haruka lo recibió, haciendo una reverencia, cuando Ryugazaki se fue, cuando tras la puerta de papel no se veía silueta alguna, el casco de Makoto cayó al suelo, después su armadura, las rodillas de Haruka también chocaron contra el suelo, ambas manos se las llevó al rostro, y lloró. Lloró todo lo que no había podido llorar con sus hijos cerca.
Sin embargo, el pequeño Kenji le observa. Tal vez la pequeña Chiyo no lo entiende, es normal, tan sólo tiene tres años.
Algunos meses han pasado, y un hombre ha llegado al tranquilo hogar de la familia Tachibana.
Se hace llamar Yamazaki Sousuke, Rei le había pedido a Haruka que cuidara de él.
Haruka, con el entrecejo fruncido ha aceptado aunque eso signifique abrir el hogar que ha formado con Makoto a un completo desconocido.
Las contiendas a las que fue aquel forastero de nombre Yamazaki, la mayoría de las veces fue herido, Haruka atendía sus heridas y le cuidaba hasta que sanaba.
"¿Por qué lo haces?" preguntaba Sousuke.
Y un silencio indescifrable envolvía la habitación, pocas veces, Yamazaki escuchó la voz de Haruka, solo recibía sus enigmáticas miradas, aquellos ojos azules, hipnóticos, brillantes, hermosos.
Kenji, el hijo mayor se había adaptado fácilmente a Sousuke. Y Chiyo estaba más feliz aún. Y no es para menos.
Sousuke también se había encariñado con los niños.
Kenji era el hijo mayor, tenía ojos azules y cabello castaño olivo, solía ser serio y reservado, todos los días entrenaba duro para convertirse en un samurái "cómo mi padre" solía decir.
Chiyo era una pequeña niña alegre, siempre andaba de un lado al otro corriendo y jugando, Haruka siempre solía reprenderla pues siempre dejaba los kimonos manchados de barro.
Ella también quería mucho a Sousuke, incluso le había enseñado como entender los escasos gestos faciales que hacía su madre.
"Cuando arruga la nariz es porque está molesto"
"Cuando coloca su mano sobre su frente es porque está analizando algo; sobre todo cuando está comprando caballa y arroz"
"Cuando te mira fijamente sin decir nada es porque está tratando de enviar un mensaje"
Y estas solo son algunas de las expresiones faciales que Haruka podía comunicarle a sus hijos, y ahora a Sousuke.
"No quiero que siga viviendo aquí, es insoportable." había hablado Haruka a Rei quien le observó sorprendido. Después relajó su rostro y dijo.
"Es mi invitado, Haruka-san. Si Makoto estuviera aquí estoy seguro que no pondría tantos pretextos cómo tú. Además, Kenji necesita un instructor, y te recuerdo que Makoto murió con honor en el campo de batalla... ¿Cómo pretendes que Kenji sea un samurái honorable si ni siquiera tiene un instructor?" Haruka mordió su labio inferior, impotente. No quería a Sousuke cerca, no soportaba su presencia.
Las sakuras comenzaron a caer, y cuando menos se dio cuenta, ya tres estaciones habían pasado.
Haruka se había acostumbrado a la presencia de Sousuke e incluso al hecho de que los niños hablarán con él.
"Mamá nos enseñó una canción cuando éramos pequeños y papá aún estaba vivo" Haruka escuchó a Chiyo decir aquello, después se colocó detrás de un muro sin hacer ruido para continuar escuchando.
"En el bosque hay tres osos, mamá osa, papá oso y bebé osito..." empezó a cantar Chiyo, Haruka dirigió sus orbes azules al trío que yacía en el fuego, Sousuke le observaba con una sonrisa y Kenji habló con su voz neutral y sus gestos faciales neutros como siempre "Chiyo, pareces un pollo tratando de volar" la pequeña niña entonces corrió hacia su hermano sujetando sus brazos y levantandolos "Hermano mayor, dices eso porque no te aprendiste los ademanes que hacía papá" y Chiyo comenzó a cantar mientras movía las manos de su hermano.
Sousuke comenzó a reír y comenzó a imitar los movimientos que la pequeña trataba de hacer con el cuerpo de su hermano.
Haruka sonrió apenas un poco "No es tan malo como pensaba"
Sin embargo, Tokugawa estaba a punto de terminar, cosa que Ryugazaki Rei no deseaba, si el shogunado terminaba, también terminaría el legado samurái.
Y si eso pasaba, ¿Qué sucedería después? Nada más que dejar sus espadas, su armadura y su honor atrás. Muchos tal vez se harían vagabundos, otros criminales, los más afortunados probablemente se convertirían en pescadores o zapateros.
No, eso iba en contra de los principios de un samurái.
Por ello la última contienda fue crucial.
Haruka se cambiaba de ropa cuando Sousuke lo encontró.
La espalda de Haruka era blanca, bien formada, su nuca, su largo y blanco cuello, Haruka era provocativo sin proponérselo.
Sousuke no diría nada, quiere seguir admirandole, pero Haruka se ha dado cuenta y con cierta rapidez, incluso sin perder la suavidad y elegancia de sus movimientos, logró colocarse la yukata.
En cuanto estuvo cerca de Sousuke hizo una reverencia y después comenzó a caminar.
"Me voy mañana"
Aquel susurro como el viento hizo que Haruka detuviera su andar y se giró para poder verle.
"Nunca olvidaré tu amabilidad y gentileza, siempre pensaré en ti"
Y Haruka abrió sus ojos azules cómo platos, sin embargo después ladeó su rostro y asintió haciendo una reverencia y retirándose del lugar.
En cuanto Kenji se enteró sobre la partida de Sousuke, salió del salón principal azotando la puerta de papel, Sousuke se levantó junto a él y escuchó a Haruka decir "Tiene miedo de que mueras igual que Makoto".
Sousuke abrió la puerta después de escuchar eso, caminó hacia Kenji que se encontraba arrojando piedritas al estanque de los koi.
"Ryugazaki-san dice que morir en batalla es un gran honor y que a un samurái de verdad le hará feliz. Pero, la verdad es que cuando papá murió y dejó a mamá, Chiyo y yo solos tuve miedo de morir en el campo de batalla yo también... Y ahora tengo miedo de que tu mueras... Igual que papá".
Sousuke escuchó aquellas palabras de aquel rostro sin emociones y después le abrazó diciendo "Yo también tengo miedo de morir o de perderlos a ustedes"
El abrazo de Sousuke era similar al de su padre, las lágrimas comenzaron a descender por sus mejillas...
A la mañana siguiente ya todo estaba listo, los caballos, las espadas, las armaduras... Sousuke estaba en eso cuando una voz le llamó.
"Yamazaki-san" y Sousuke observó a Haruka de pie a lado de la puerta de papel "¿Puede venir, por favor?" y Sousuke obedeció a aquellos orbes azules adentrándose a la habitación, delante de él estaba una armadura y Haruka a lado de ella "Estoy seguro que Makoto hubiese deseado que usted usara ésta armadura... Después de todo, ha educado a Kenji. Nos honrará a mi y la memoria de mi esposo".
Sousuke tragó saliva e hizo una reverencia a modo de agradecimiento.
Sousuke se paró delante de Haruka quien comenzó a quitarle la ropa despacio, después comenzó a uniformarlo pero antes de terminar de acomodar la yukata Haruka se recargó en el pecho de Sousuke. Sousuke se sorprendió al ver los hombros de Haruka moverse violentamente.
Haruka estaba llorando.
"Perdí a Makoto... ¿Qué haré si te pierdo a ti ahora?"
Aquellas palabras sorprendieron a Sousuke el cual tomó la barbilla de Haruka y observó el rostro afligido de aquel, un rostro que seguramente había visto Makoto antes de irse, sentirse privilegiado se quedaba corto ante el mar de emociones que ahora fluían dentro de su cuerpo, cuando se dio cuenta Haruka y él se besaban, los labios de Haruka eran suaves, perfectos... Después de aquel largo y lento beso ambos se separaron y Haruka se recargó en el pecho de Sousuke.
La guerra había terminado, y con ello llegó el período de la era Meiji, así pues la ley de prohibición de espadas, los samurái perdieron ante esa última contienda, todos murieron.
Rei Ryugazaki murió practicando un harakiri en campo de batalla para recobrar su honor.
En cuanto a Yamazaki Sousuke nadie supo nada.
Unos dicen que murió con la cabeza cercenada, otros que sobrevivió pero murió a causa de una letal infección en sus heridas, otros que se fue a Europa...
Chiyo ha dejado de lanzar burbujas para correr a la entrada, Haruka corrió detrás de ella molesto por la actitud de su hija.
Sus ojos se abrieron como platos al ver a Sousuke en la entrada con Chiyo abrazando su pierna y Kenji a su lado con una sonrisa.
Las lágrimas inevitables salieron de los ojos de Haruka y sin poder evitarlo corrió a abrazarlo.
Sin embargo, yo prefiero contar otra historia, a mi me gusta pensar que aquel samurái vagabundo ha encontrado la paz y felicidad que tanto ha anhelado...

AntologíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora