Pretendía simplemente viajar con la bruma,
simular el olvido con un gesto amargo y constante,
llevarme lejos del carbón, de noches repetidas y poemas viejos...
Poemas para ti que no quiero escribir más.
Cuando esa sensación me asalta a las 3 y 17 de la madrugada...
¡Sí!
¿Coleccionas todavía mi última huella extraviada?
¿La enésima parte de las memorias que ya no quería conservar?
¿Recurrentes?
Porque el cráneo está liviano y las entrañas nada,
ya no las hay...
Qué me dices de los pasillos blancos,
de esas paredes silentes;
¿Aún te tragan hambrientas de cuentos utópicos y amantes solos?
También las siento al ras de mi cuello... y... nada.
Como la fotografía en el libro, o la tal "niña" de 16 años, eternos...
Como la noche bisiesta, y el sabor a piel prestada.
¿Qué es?
Dime...
Pretendía seguramente quedarme calladita,
sin simular recuerdos o escribir poesía,
sin ser quien había sido hasta las 3 y 16...
Porque ciertamente este no es el poema que querrías leer.