El aire se podía cortar con un cuchillo mientras esperaba las palabras salieran de su boca, lamentablemente dejo que me acabara el pequeño tubo de cáncer antes de empezar.
—Los altos mandos se enteraron del caso.
Respire aliviado y me levante de mi silla.
—Que susto me habías dado,que no se preocupen resolvere rápido el caso.
—Ese es el problema, no te quieren adentro del caso.
—Disculpa.
—Hay demasiados rumores sobre ti, no se pueden permitir generar mas.
—¿que les importan los rumores?
—La ultima vez de no ser por mi hubieras ido a juicio y lo mas seguro, a la cárcel, no van a permitir que uno de sus agentes manche el nombre de esta oficina.
Puse mi puño en su escritorio y lo apreté hasta que mis uñas abrieron mi palma.
—¿Quien me va a remplazar?
—La chica que te trajo a mi oficina, su nombre es Lily Hert, es nueva, pero fue la mejor de su generación en criminología.
—¿Y que voy a hacer yo?
—Te voy a dar unas vacaciones hasta que todo se calme.
—¿Tengo opción?
—Ninguna.
Respire profundamente y salí de la oficina, afuera me esperaba la chica de la que habíamos hablado sonriendo de forma maliciosa.
—Pobrecito,aunque bueno, esto te pasa por manosear cadáveres.
La estampe contra la pared con mi brazo en su cuello.
—Escucha me bien perra, no me encuentro de humor para escuchar las burlas de alguien que nunca a estado de este lado.
Tome un cigarro entre la comisura de mis labios y lo Prendí con mi mano libre y libere el humo directo en su boca en busca de aire haciendo que de un momento a otro se pusiera a toser, la solté e tome otra bocanada del tabaco.
—Ya no estas en la escuela muñeca, aprende a diferenciar entre la gente peligrosa y la buena.
Salí por la puerta principal para tener un espacio con las cámaras que no para van de lanzar preguntas al aire esperando que de milagro fueran contestadas, yo solo me detuve enfrente de una haciendo un gesto de agradecimiento con la mano y me fui.
Al volver a mi pequeño cuarto encendí el televisor solo para encontrarme con el tema "Detective se burla de las cámaras", no pude evitar que mis labios formaran una sonrisa y mis ojos se tornaran a el refrigerador intentando recordar si la cerveza que compre seguía existiendo o solo era mi mente la que se burlaba de mi, me pare para ver y me detuve al sentír un dolor en mi palma, mi mano había estado sangrando buen rato al grado de que la sangre que quedaba parecía una especie de costra rojiza, revise al lado de mi cama buscando el botiquín de primeros auxilios y vendar mi mano
—Listo
Exclame cuando termine
—Ahora solo falta una cosa
Me pare en busca de el pequeño refri en la esquina del cuarto cuando escuche sonar el teléfono, tome la llamada de inmediato pensando que se habían retractado de su mala decisión
—Diga
—Buenas noches, le llamo de la penitenciaria
—¿Que paso?
—Vera... el preso 7374... a escapado
Me quede sin habla, no pudo haber sido un peor día
—¿Si sabe quien es el preso 7374?
—Perfectamente
—Lo llamaba puesto a que usted es la primera persona que vendría a buscar
—Lo entiendo muy bien gracias
Finalizó la llamada, ahora la cerveza no era un antojo mas bien, era necesaria, abrí el refri al tiempo en que escuche golpes en la puerta, voltee a ver el interior del refrigerador percatandome de que esta hace ya varios días que ocupa su lugar en la basura y lo único que me mantenía en pie era saber que si yo no le abría, encontraría una manera de entrar
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La morgue de los niños
Mystery / ThrillerEl hombre de la camisa blanca a hecho su segundo asesinato a sangre fría contra Leila Anderson, una niña de 13 años de edad lo que hace que Damian L. un detective conocido por sus inmorales métodos tenga que trabajar en el caso acompañado de una vie...