Día 1

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Estuve parada en esa puerta por varios días,

ví pasar a mucha gente,

pocos me hablaban,

algunos miraban, se reían

o se mostraban indiferentes

sin pronunciar palabras.

Como presintiendo qué pasaría

otros por completo me ignoraban,

a muchos miré con ojos suplicantes,

de uno, presumí que me salvaría

más no pudo aunque lo intentara,

alguien debía salvarlo antes.

El silbido del viento sonaba tétrico,

tenía sed, hambre, miedos,

me sentía oprimida,

me sentí en el infierno

durante todo ese tiempo

y era apenas el umbral de mi agonía.

-*-

Anoche atravesé la puerta,

no había control ni soldados

ni un alma escondida en los huecos

a quien pedir clemencia,

y de mi llanto desesperado

un abrumador silencio se hizo eco.

Las lágrimas de nada servirían,

solo restaba cerrar los ojos

y pensar que valió la pena

ese paréntesis que se llama vida,

utopías, sueños, hinojos,

la fantasía de una quimera.


AvernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora