Día 3

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La bestia no tiene piel de cordero,

sí, una dulzura en la mirada

que engañaría a cualquiera,

sus ojos lo aparentan bueno,

sin embargo, me tiembla el alma

si se aproxima a mi celda.

Hace que el espíritu se me retuerza

y sin desasosiego

sonriente besa mi sufrimiento,

no puede haber creatura más perversa,

sabe que su puñal me está hiriendo

y se deleita celebrando mi lamento.

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Nadie debe contradecir a la bestia,

ella tiene su plan y sus ambiciones,

ya me escribió un libreto

y solo me concibe dócil y atenta

a su manual de instrucciones,

al guion del papel que desempeño

en su escenario llamado averno

y no le importa lo que quiero

la bestia ya escribió que me quedo.


AvernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora