Uno en casa, otro en la calle y uno más en la intimidad...
Mundos entrelazados que se esconden tras un suspiro de paciencia; hay uno en cada esquina, en el que trasciendes o te conviertes en un ser incompetente.
Ligado a la desobediencia con la necesidad que tiene el interior corriendo rápidamente a alcanzar el prototipo estipulado y a su vez perdiendo la esencia del ser.
Angustias viciosas y contagiosas, que matan lenta pero rápidamente al ser.