Salpica como un perro recién bañado, todo a su alrededor está mojado, pues eso fue una tempestad.
Las manchas que produjo el acontecimiento, se resbalan como lodo en la verdad; manchando todo, dejando cosas por recordar.
La caída y la explosión siempre son atroces, la neurosis se topó con los límites de la realidad; lanzó misiles camuflados por el abecedario, tan camuflado estuvo, que parecían metáforas pero eran tan fugaces y confusas que se confundían con un hipérbaton de la verdad.
Palabras intrincadas, que solo llevaban a la desesperación, eh, si, a más desesperación.
Ojos brotados amenazantes por salir de su globo ocular.
La tinta de sus labios; de la sangre que brotó de sus labios, no es necesaria, nunca lo fue, porque nadie ni nada de ese alguien, es importante para otros, porque se ve la caída y sus esquirlas, sus marcas y tachaduras.Pero aquello que da la vida, es una mierda oscilante para aquellos que la viven pero no la existen; entonces ésta gira en torno al mundo. Pues vale un más comentario y no un segundo más de vida.