capítulo 5

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Despertando, observó que a su lado aún estaba Laughing Jack, dormido o eso es lo que ella pensaba.

Sé que soy hermoso, pero tampoco para que me mires tanto.

Ay sí, cómo si tu no lo hicieras.

Vamos floja, tengo que irme en unas horas, ¿te salen de encima o te tiro al suelo?

Ya quisiera que lo intentes.—Respondió desafiándolo mientras se aferraba más a él.

Ok, me quedaré unos minutos más, sólo porque es temprano. Cómo me haces cambiar de opinión, mortal.

Dejá de quejarte, quiero disfrutar tenerte conmigo.

Sus cuerpos pegados y desnudos, sólo cubiertos por una sábana, disfrutando de la comodidad y silencio de la casa.
Amelía tuvo una duda sobre la primer vez que Él se apareció.

Jack, ¿Por qué no me mataste cuando nos vimos por primera vez?

Yo... No lo sé, te vi tan indefensa y frágil, tal vez no era el momento pero pude haberlo hecho y aún sigues aquí.

Me haces sentir protegida, y es algo que no siempre se obtiene.

...

Siendo aún de mañana ambos salieron de la casa caminando hacia al bosque, había una suave brisa que hacia sentir sentir el aroma del verde lugar.
Minutos después Laughing Jack se marchó, pero antes le ordenó que volviera a la casa o que lo esperara justo en donde la dejó, serían solamente unos cortos minutos de espera.

¿Apenas se fue tu novio y ya estas aburrida?

Offenderman cómo es que apenas ves sola a una mujer y te apareces.

Mmh no lo sé, tal vez porque son hermosas.

Él acercándose y quedándose al lado de ella, su estatura parecía diminuta comparada con Offenderman, haciendo que sienta un leve escalofrío por su espalda.

¿Tienes frío?—Pregunta obvia hiciste Offenderman.

Un poco, o sólo me incómodas.

Tranquila no te haré daño, por ahora.—Acarició la suave mejilla de Amelía con delicadeza haciendo que esta se sienta aún más tensa.

Eso no me ayuda mucho.

Dame un voto de fé, puedes tener la confianza conmigo. Y tan pervertido no soy cómo para hacerle algo a una niña cómo tú.

Está bien.—Darle una oportunidad no me resta nada, pensó.— Llevame a mi casa y luego me traes justo aquí.

Va que tal vez no era buena idea llevar a Offenderman a la casa, pero solo era una oportunidad que él pedía.
Al llegar a la casa en un instante, Amelía no perdió el tiempo en buscar un bolso y guardar ropa y de paso ponerse un abrigo fino. Offenderman la observaba con detalle cuando iba de un lado a otro, sentía la incomodidad que él causaba en ella y eso lo disfrutaba, tal vez molestarla un poco estaría bien.

¿Necesitas ayuda?—Antes de que pudiera aceptar o negar, Él apareció detrás de ella.

Solamente buscame el cargador de mi celular, es blanco y no te me acerques tanto.— Él Río ante la inseguridad

Tranquila, mientras no me provoques no te haré daño, a menos que tu quieras.

Cada minuto se hacia interminable, aunque Offenderman no hacia nada raro más que ayudarla a buscar lo que necesitaba pero aún así no se tendría que arriesgar demasiado en darle toda la confianza.

Oh aquí está.—Apuntando arriba del armario se encontraba lo que buscaba.

Y cómo que no llegas a alcanzarlo ¿no?

No, bueno tu puedes bajarlo por mi

Lo haría si es que luego me das un beso.

Ya quisieras, deja mejor me busco una silla.

Volviendo en el lugar donde estaban en un principio, Amelia le agradeció a Offenderman por haberla llevado a su casa y recoger sus cosas y la gran incomodidad que le había causado.
Quedando sola nuevamente en el bosque, revisando su celular respondiendo mensajes de hace unos días, viendo fotos.

Que suerte que me esperaste, cariño.

Teniendo a Laughing Jack frente a ella, Él sólo la abrazó cómo si no la hubiera visto en días, y la besó cómo si no hubiese un mañana entre ellos.

Vamos tenemos que volver a la casa.

¿A que se debe el apuro?—Lo notaba extraño, agitado y tenso.

La niña tiene razón Jack ¿Por qué el apuro?

La mujer de blanco y negro apareció a unos metros de ellos, con su famosa sonrisa de dientes afilados se acercaba caminando con total normalidad poniéndose entre el medio para separarlos.

Amor, no sabía que traías a tus víctimas al bosque.—Habló la mujer mientras no apartaba la mirada de su "amor"

¿Amor? Jack dime que esto no es lo que pienso.

Amelía sentía que su corazón se iba a quebrar de tan rápido que latía, pedía que todo eso no fue real pero, con tal solo unas palabras bastó que su lágrimas comenzaran a salir.

Amelía esto es un mal entendido, sólo eso.—Cuanto más quería acercarse, ella retrocedía.

Entonces Amelía es tu nombre. Lamento decirte que Jack está conmigo hace varios meses, tendrás que irte por otro lado.

—Amelía río aunque sus lágrimas caían por sus mejillas— Ya era bastante irreal que todo saliera tan bien desde que te conocí.

Sin más que decir, sólo se marchó tomando el camino opuesto, sin mirar hacía atrás y con el corazón roto solo pensaba en no volver a caer.

...

Jack sabía que la había cagado de una manera súper Estúpida, tal vez con decirle desde un principio los problemas que había con Jill aunque ambos estaban separados hace bastante tiempo para ella aún seguían en la relación.

Tenía que encontrarla antes que se vaya por otros lados, pero era más que obvio en donde se encontraría y sería su casa. Al llegar no había nadie aún cómo era de esperarse, recorriendo la casa y la habitación de Amelía notó algo fuera de lo normal, una rosa blanca.

Escuchó alguien entrar, a lo que se ocultó en donde no daba la suficiente luz cómo para que lo vean. Y quien entró a la habitación era Amelía, tiró su bolso en el suelo y sólo se recostó en su cama, aún sin notar la presencia de Jack sólo rompió en llanto.
Él sólo se acercó lentamente y apenas se recostó a su lado la abrazó, pensando que ella se levantaría y golpearía, pero no, sólo se aferró aún más a él.

Lo siento Amelía, pero las cosas no son así.

Tenías que decirme que estabas con ella, así que ahora puedes irte.—Se levantó y apenas tocó el suelo la apoyó contra la pared sosteniendo sus manos.

No estoy con Jill hace mucho tiempo, sólo que ella no lo entiende, tienes que creerme.

Entonces dile que lo entienda de una vez, porque yo no soy el objeto de nadie y ya me lastimaste lo suficiente.

Sé que soy un estúpido por no decírtelo desde un principio, pero lo que te digo ahora es cierto.—soltó sus manos y dejándole un beso en su frente, luego por marcharse ella lo abrazó por la espalda.

No me dejes, por favor.

Inmediatamente se puso de frente y la besó, aunque las lágrimas de su mujer caían y por culpa de él, no la quiso soltar en ningún momento, al dejar una corta distanciar entre ellos, sólo se miraron.

Me preguntaste la razón por la cuál no te lastimé, y la respuesta es porque te quiero en mi vida y voy a hacer lo imposible para mantenerte a mi lado.

(EDITADO)

Comenzar de nuevo- laughing jack y tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora