Cap#1 Desquiciado, Pero De Amor

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Un día más o un día menos ya casi ni se sienten en la cafetería todos los días es lo mismo, personas que van de aquí para allá, que ríen, gritan, lloran y se enfadan.

Se dice que el café se toma en los mejores momentos y que es por eso que sabe tan bien...Pero también es cierto que un café se vuelve agrio y de mal sabor a la vez que lo tomas en momentos crueles y de tristeza.

Las personas pasan por fuera de la cafetería apresurados, en esta calle y en este mundo no importa si botas a alguien por tu ineptitud no te detienes a ayudarlo. La gente de ahora sólo piensa en sí mismo.

Suena la campanilla que esta sobre la puerta anunciando cada vez que un cliente se ha decidido a pasar su tristeza o alegría tomando un café. El caballero, si es que asi se le podría decir, no tiene más de 26 años se le nota cansado, confundido y dolido. Lleva un maletín medio abierto por donde se le ven sobresalir hojas. El caballero se dirige hasta la caja registradora, donde me encuentro, sonríe tratando de convencerse de que todo esta bien pero al no lograrlo vuelve a su rostro inexpresivo.

-Buena Tarde- le digo- Soy Renee yo lo atendere- le sonrió tratando de transmitirle un poco de alegría- Elija una mesa enseguida voy con usted-

Veo el rostro del caballero queriendo decir algo abre la boca pero luego la cierra para dirigirse a una mesa alejada de la puerta pero pegada al gran ventanal que da vista a la calle principal. Acomoda su maletín en la silla junto de él y comienza a divagar mirando a través del ventanal. Irritado se saca los lentes y los deja sobre la mesita para luego agarrarse la cabeza.

-¿Ya decidió que tomar?- el hombre me mira y me encuentro con su mirada perdida.

-Eh... si dame un café simple...- levantó una ceja a lo descortez que ha sido- por favor- alcanza a susurrar-

Sin anotar nada en mi libreta me voy y comienzo a preparar su pedido.

-Renee- me llama Scott, mi compañero de turno-¿Conoces a ese tipo?- apunta al hombre del pedido.

-Nunca lo he visto-

-Pues esta bien guapo ¿no lo crees?-

-Pues no se- me encojo de hombros, tomando el pedido del hombre me dirijo hasta él, sigue teniendo la misma mirada perdida.

-Aquí está su pedido- al acercarme más veo que tiene una pequeña foto en sus manos de una joven chica, pienso: tal vez sea su hermana.

-¿Le ha pasado algo a su hermana?- le preguntó suavemente.

-¿Qué?... No, ella no es mi hermana- dice alicaído.- Es una alumna-

¿Una alumna?

Me siento frente él en la silla desocupada y le entregó su café simple- ¿Una alumna?- digo viendo los ojos opacos y sin brillo del hombre.

-Soy profesor en el instituto, cerca de aquí- dice tomando un sorbo de su café- No sabes lo difícil que es...- suelta un suspiro.

Pongo un mechón de mi cabello castaño detrás de mi oreja- Pues no...- miro el reloj de mi muñeca para corroborar que mi turno ha acabado- Tengo tiempo- sonrió.

El hombre levanta la vista de su café con una pizca de brillo en sus ojos oscuros.

-¿No tienes que trabajar?- niego con la cabeza.

-Pues es una historia algo rara y tal vez encuentres que estoy traumatizado- se coloca sus lentes torpemente mientras me sonrie.

-No creo que haya nada más raro que esto- digo refiriéndome a la situación- Vamos soy sólo un par de años menor que tú. Cuéntame por que tan triste-

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