—Sí... mañana —susurró Gabrielle.—Es mejor que no te encariñes con nadie, menos con Carlos o algún otro de los desertores —le amenazó Madeline mientras iba a su mesita de noche por una linterna pues ya se empezaba a ver el rojo oxido del atardecer.
—¿Para qué la linterna? no me digas que vas a salir a pasear como lo hacías en casa para poder “pensar”. Mad, recuerda que no estamos en casa, nuestras madres no nos observan, hace años no veíamos a Mal e Evie ¿por qué no tratar de ser diferentes? — preguntó Gabrielle quien no quería defraudar a su madre pero tampoco quería seguir su camino.
Ella quería formar su historia, no como villana ni como princesa, sino una vida normal, como Anastasia, una de las hermanas mayores de Mad, quien se casó con el buen panadero, vive de manera humilde y aun así no significa que no sea feliz o que este a la sombra de Cenicienta.
—¿Ser diferentes? ¡Gabrielle por el Narrador! Es la idea más estúpida que he oído —se mofó—, somos quienes somos, al menos yo me siento bien con quien soy. Tengo una madre que me ama y yo a ella, tenemos la parte de demostrar que el mal lucha hasta la muerte, tenemos que demostrar que ni nuestros padres ni nosotros nos rendiremos ante unas estúpidas princesas; aparte como ¿para qué cambiar si no modificará nada del pasado? —prosiguió Mad sin pensar en el daño que le hacía sin querer a Gab—. DIME —le gritó—. ¿para qué cambiar si no cambiaras nada del pasado? ¿Por qué crees que deberíamos cambiar?
Gabrielle, quien ya estaba al borde de las lágrimas, le respondió: — ¿Para qué deberíamos cambiar? Pues para hacer ver el pasado menos feo si has hecho cosas malas, para mostrar que mereces perdón porque has aprendido la lección, para… no nada más.
Entonces salió corriendo para ocultar todo el dolor que le habían causado esas palabras, corrió hasta un pequeño claro con unos bancos donde se desplomó, estuvo con el rostro tapado hasta que sintió que alguien la abrazaba.
—No te hagas la fuerte, si tienes que desahogarte sólo hazlo — escuchó la voz de Carlos y como se sentaba a un lado acomodando a chico por los pies de Gabrielle, así, sin decirle nada, solo abrazándola.
Después de como 30 minutos en los cuales no se oía nada excepto algunos sollozos y Carlos sentía el cuerpo de esa chica rizada temblar, Gabrielle se quedó profundamente dormida en los brazos del hijo de Cruela con chico acurrucado a sus pies.
Carlos no la quiso despertar de su sueño, porque sabía cómo se sentiría si te arrebatan la poca tranquilidad, así que, con mucho esfuerzo la llevo cargando sin que nadie los viera hasta su cuarto donde encontró a los otros 4 reunidos, en cuanto lo vieron con Gabrielle sus caras se calmaron, Mad pidió que se fueran los chicos y que Carlos dejara a Gab en la cama.—No la despiertes ¿está bien?, no sé lo que paso y no voy a preguntarle…pero sea lo que haya sido le dolió, ella no es como tú de fría y cortante con un caparazón de roca, ella deja ver que tiene un corazón hermoso el cual, por desgracia, corre riesgo de ser pisoteado; te lo digo porque se cómo se siente —le dijo a Mad antes de salir de la habitación.
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¿Quién además de nosotras quiere a un Carlos?*-*
Espero les haya gustado;3