¿Puedo Quererte?

Capítulo Ⅱ: Querido compañero.

Ya llevo 1 semana en mi nuevo liceo, tengo 5 amigas ya, sí; Alaska, Mary, Carol, Lily y Erika. Son muy amables, creí que serían como las populares de mi escuela, creídas, odiosas y molestosas. Pero son lo contrario. Son muy amables. Pero de putas la tienen, pero no lo recalcan, sólo es en su apariencia, nada más. Aunque sí son de las populares, pero según ellas eso no les importa, es algo que nace de la nada. Además todos son amables, el único idiota es Andrew, incluso ellas lo han dicho. Dicen que a veces es muy odioso y a cada rato quiere coquetear y cosas así. Y lo ha coqueteado con todas las chicas, pero no saben si alguna a sido alguna vez su novia, por lo menos de ellas no. Aunque no es el único chico que aman muchas chicas, hay otro. -Es rival de Andrew, aunque no lo demuestran.- Se llama Ian, lo conozco de apariencia, pero nunca he hablado con él o algo por el estilo. Alaska es muy amiga -con ventaja, supongo- de él, en general las 5, pero más Alaska. Dice que es muy amable, simpático y que cuando sonríe te dan ganas de sonreír también. Lo contrario de Andrew. Cuando él sonríe te dan unas ganas de pegarle. Pero en fin.

—Alaska, de hace cuánto tiempo conoces a Ian? —Preguntó Mary un poco entusiasmada. Al parecer le atrae o algo, no lo sé.

—Desde el jardín. Éramos compañeros y vecinos —Respondió sonriendo.

—¿Siempre a sido así cómo lo describes?—Pregunté y me senté al lado de Lily. Estábamos en un circulo, en la azotea. Habían otras chicas también, pero eran de otra clase.

—Sí, siempre. No sé cómo ero siempre a sido muy maduro también. Creo que es por el hecho de que su padre murió cuando tenía apenas 5 años, yo lo conocí un año antes, y cuando sucedió eso se desahogó conmigo. Fui su única compañera de apoyo en ese momento, tenía otros amigos, pero dijo que no confiaba de esa manera en ellos, ya que eran muy inmaduros como para entender esa complicada situación. Y creo que es la razón por la cuál nos tenemos tanto cariño.

—Pobre de él...—Dije y todas lo repitieron también. Es una situación complicada difícil de superar, y tenía sólo 5 años, pobre chico.

—Su madre también tenía problemas. No puedo contarles cuáles porque son algo muy personal de él, pero tiene un hermano menor y tenía que hacer el rol de padre además. Era muy difícil para él, y claro yo lo ayudaba y hacía una parte de el rol de madre, lo ayudé más que nunca la verdad.

—Dios, pobre de él. Ahora mismo me dan ganas de ir a abrasarle —Añadió Carol con cara de pena. 

—Que maduro, ¿5 años? Yo a su edad si fuera él estaría jugando a la pelota con mis amigos en la calle, pero, ¿Cumplir rol de padre? Debió ser muy duro para él creo yo.

Todas asentimos. Nos quedamos en silencio. Nadie quiso agregar ni una sola palabra más. Ian subió a la Azotea, al ver a Alaska se sentó con nosotras. Al parecer Alaska no mentía. Estaba sonriendo, y me dieron ganas de hacerlo también. No puedo negar que no es lindo. Es bastante guapo en realidad. Su presencia es muy agradable. Tiene el pelo castaño claro, es blanco, tiene ojos color miel y es delgado. Tiene una esencia muy dulce, agrada verlo. No se ve gente así siempre, en mi caso pocas veces me a sucedido ésto.

—¿Tú eres la nueva?—Me preguntó sonriendo y mirándome. Me quedé callada un momento y sonreí.

—Sí, he escuchado hablar de ti.

—Te apuesto que Alaska les habló de mí —Miró a Alaska y sonrió. Se le vio que sus mejillas se enrojecieron.

—¿Cómo no nombrarte? Eres alguien espectacular. Me dan ganas de compartir el hecho de tener un amigo tan genial —Dijo y se abrazaron. Hacían una linda pareja.

—En fin, querida Alaska. Por cierto, ¿Cómo te llamas?

—Dime Naomi —Respondí amablemente sonriendo.