Capítulo Ⅲ: Cita.

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—Oye Alaska... —Dije un poco tímida.

Alaska había venido a mi casa a estudiar, y es lo que hacíamos. Ya que últimamente a bajado un pocos sus notas en Lenguaje y Matemáticas, y a mí no ve va del todo mal, y me pidió ayuda, ¿Cómo no ayudarla? Es primera vez que viene, se suponía que vendrían las demás, pero al parecer aún no llegan, y no responden mensajes ni llamadas, sólo nos queda esperarlas.

—¿Sí?—Dijo escribiendo algo en su cuaderno de Lenguaje.

—A ti... ¿Te gusta Ian?—Se detuvo y me miró. Sonrió y volvió a mirar su cuaderno.

—La verdad... Es que sí. Desde pequeña. Por muchas relaciones que he tenido, mi corazón sigue perteneciéndole. Pero estoy segura de que a él yo ni le atraigo. Me rendí ante él hace un tiempo, pero me sigue gustando... ¡Pero no se lo digas a nadie por favor! Te lo dije porque confío en ti. A pesar de conocernos muy poco confío en que lo guardarás en lo más profundo de tu corazón... ¿Sí?

—Tranquila, puedes confiar en mí. Pero... ¿Alguna vez se lo has dicho? —Pregunté intrigada.

—Cuándo tenía 10 años, dijo que me quería, nos besamos pero en ese tiempo tan sólo éramos unos pequeños, unas semanas después seguimos jugando como amigos, creo que me dejó en la frienzone pero ya qué. Tampoco es algo que me afecte. Y debo concentrarme en mis estudios, es mil veces más importante —Dijo sonriendo y le tomé las manos.

—¿Por qué no le dices ahora? No creo que sea tan malo y te deje en la friendzone él no es ese tipo de persona.

—Lo intentaré... Pero si me rechaza, ¿Estarás tú para mí?

Asentí y le sonreí. Las chicas llegaron y tocaron el timbre. Bajamos a abrirles y nos saludamos. Traían un Pie de limón.

—¡Hola!—Nos saludamos todas.

—¿Y ese Pie de limón?—Dije sonriendo.

—Ese de Andrew, viene en un rato más, y Ian también.

Quedé indignada y miré a Alaska. Tenía la misma expresión mía. Para que las chicas no lo notarán, sonreí y las hice subir a mi pieza para estudiar, es bastante amplía así que todas comentaron que es muy cómoda.

—Oye, a ti te gusta Andrew?—Me susurró Alaska.

—Ah?! ¿Estás loca? A quién la gustaría ese tacaño horrible? Definitivamente, no —Respondí nerviosa, ¿se nota mucho?

Tocaron el timbre y Alaska y yo bajamos rápidamente. Era el repartidor de cartas, tuve que firmar unos papeles para que se retirara. Alaska me miró y comenzó a reír, también reí. Subimos y a la mitad del escalón tocaron el timbre, emocionadas -como estúpidas - bajamos corriendo y nos caímos. Sonó muy fuerte, tanto que las chicas se asomaron desde la puerta de mi pieza.

—¡¿Pasa algo ahí adentro?! Permiso—Abrieron la puerta, era Ian con Andrew. Ian rápidamente vino a ayudarnos, tomó a Alaska del brazo y apenas repitió lo mismo conmigo, Andrew lo empujó y me tomó a mí, ¿Qué le pasa?

—¿Están bien? —Dijo Lily cuando íbamos subiendo.

—Sí, tranquila —Dije y miré a Alaska y comenzamos a reírnos, nadie nos entendió así que no rieron.

La tarde pasó muy rápido, cuando ya era tarde las chicas se fueron, y Ian, Alaska y Andrew se quedarona tomar la cena en mi casa, pensé que mis padres llegarían, pero me enviaron un mensaje diciéndome que se quedarían en la casa de mi tía Sara. Serví el Pie de limón y unos té para todos. Me senté y comimos.

—Gracias por ayudarme —Dijo Alaska y tomó su té.

—No agradezcas Alaska —Sonrió Ian, Alaska lo miró de re-ojo y me miró sonriendo, le guiñe un ojo y sonreí.

¿Puedo Quererte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora