Capitulo 12

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Astrid escucha de nuevo ese canto que tanto trató de ignorar, no la dejaba dormir; escucho una voz lejana que comenzó aclararse cuando empezó abrir sus ojos, miró todo el lugar reconociendo de quien era la habitación, hasta que se encontró con el dueño de está mirándola; se levantó rápido y le dolió la cabeza

- Oye, tranquila, tómalo con calma – la obliga a recostarse – tuviste un golpe fuerte

- Porque me trajiste a Berk? – le pregunta sin ocultar su preocupación

- No podía dejarte allá, todo estaba destruido Astrid – la chica negaba – Gothi tenía que revisarte

- Soy un peligro... - el castaño la interrumpe tomando su mano

- Astrid, no eres ningún peligro – trató de confortarla – sé que tienes miedo de perder el control, pero estos poderes son parte de ti – piensa un rato en que decir, la platinada se sienta en la cama – si sigues pensando que solo sirven para hacer daño a alguien, eso harán, pero si te relajas y los aceptas dejaras de creer que tú eres un monstruo – la platinada lo mira y suspira

- Hipo, Berk está más... – Patán entra de golpe y ve a Astrid despierta – hola dulzura, despertaste, seguro te morías por verme

- Patán – Hipo lo regaña

- Berk esta qué? – ella ya lo había escuchado

- Hipo, se congelaron los arboles – llegó Brutacio – hola Astrid, me encanto el vestido – ya tenía su ropa normal

- Que? – la platinada se para y mira por la ventana, Berk estaba cubierto de un manto de nieve y el mar se veía congelado – que fue lo que hice? – murmura, sus manos cubrieron su boca – Se está cumpliendo

- Que se está cumpliendo? – los demás jinetes llegaron a la habitación

- Futuro sombrío, un pueblo fracturado, una tierra maldecida por un invierno perpetuo. El viento helado magia oscura traerá junto a un gobernador que un corazón helado tendrá. Entonces todos perecerán en hielo y nieve a no ser que un sacrificio llegue – recita las palabras grabadas en su mente

- Hay que lindo, no sabía que eras poeta – Brutilda le da un zape a su hermano

- Es la profecía que cantábamos cuando éramos niños a la llegada de la primavera – recordaron eso – ahora se está cumpliendo – mira sus manos, siente una mano en su hombro

- Resolveremos esto juntos – ella volteo a verlos, los demás le sonríen. Ellos nunca la considerarían un monstruo, eran sus amigos, su familia; se escuchó un grito abajo, todos se miran y los primeros en bajar fueron Astrid, Heather e Hipo ya que los demás se quedaron a discutir un rato sobre quien bajaba primero

- En nombre de Thor! ¿Qué alguien me diga que rayos es esto? – exclama Estoico alejando la cabeza de Olaf de él y el resto del cuerpo trataba de alcanzarla

- Podría devolverme mi cabeza por favor, empezamos por mala pata

- Papá, suelta la cabeza – le pide Hipo

- Es un muñeco de nieve que habla y se mueve – dice sorprendido Bocón, el castaño le quita la cabeza a su padre y se la pone a Olaf

- Gracias Hipo – este le sonríe

- Mamá, papá, Bocón, él es Olaf – el muñeco hace una reverencia – es el muñeco de nieve que Astrid y yo creamos cuando éramos niños

- Mucho gusto conocerlos, mamá y papá de Hipo y Bocón –

- Y es educado – agrega el rubio sin una mano

- No sabía que tu poder podría darles vida a los muñecos – dice la castaña acercándose a Olaf

- Yo tampoco, ¿y Gothi? – termina de bajar las escaleras

- Regreso a su cabaña, esa anciana es rápida – le responde el herrero

- Voy a verla – la platinada sale de la casa, muy aparte de querer ir con Gothi, quería ver la situación. Tormenta se acerca a ella – Hola nena – acaricia su cabeza, la dragona se agacha para facilitar que su jinete la monte – espero que Brutacio no haya movido tu montura – sube a su dragona y emprenden el vuelo; el panorama no era el mejor, el frio era fuerte, la nieve formaba una capa gruesa en el suelo y los aldeanos recolectaban todo para asegurarse de que el Gran Salón estuviera abastecido si la situación empeoraba y tendrían que refugiarse ahí. Llega a la cabaña de Gothi y baja de su dragona – Gothi – la llama, la mencionada se acerca y ve feliz su cambio "Al fin te aceptaste a ti misma?" escribe en el suelo – quiero pensar que si, el miedo demorará en irse – le confiesa – tienes alguna idea de cómo parar este invierno sin cumplir la profecía?

La anciana camina hasta su librero y busca algo, luego de una rato saca un libro y lo abre, se acerca a ella de nuevo y le enseña la página, era un mapa de las afueras del archipiélago – No entiendo – Gothi pone los ojos en blanco y busca un lápiz para dibujar algo en los límites del mapa y se lo vuelve a mostrar – Ahthohallan – murmura – se supone que era un mito – recibió un golpe de parte de la anciana – en los viajes al más allá nunca vi ninguna niebla o algún sitio mágico - "Deben ir mucho más allá de lo que han ido, adéntrense a lo desconocido" dibuja en el suelo y le entrega el mapa, saca un collar el cual se lo da "Era de tu madre, lo tenía puesto cuando llegó a Berk", Astrid toma el collar con delicadeza, no tenía casi nada de su ella – Gracias – Gothi asiente, la platinada sale de lugar para caminar por el pueblo, se pone el collar y mira a los alrededores, las personas la miraban con ojos de reproche, algunos con temor, otros con curiosidad. Había pasado por eso antes cuando era niña y no hubiera seguido su vida normalmente si no fuera por Hipo, se habían visto por primera vez en el bosque, en ese entonces el castaño le temía a las niñas, pero su curiosidad le hacía quedarse al lado de Astrid. Ambos encontraron en el otro el apoyo que necesitaban para sentir sus vidas completas, se volvieron inseparables; la niña alejaba a los abusones que lo molestaban y el niño con sus comentarios sarcásticos e inteligentes dejaba en ridículo a los adultos que la insultaban – Si tan solo pudieras recordarlo – vio que el castaño se dirigía a hacia ella con Chimuelo

-Gothi te dijo algo? – le pregunta al llegar

- Si, debemos volver al más allá - 






El Amor Siempre Recuerda (Editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora