Capítulo dos

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Todos miramos por las ventanas y lo que vemos no lo podemos creer: hay demasiadas personas afuera del Caesars Palace. Hay, entre el gentío, personas con mantas y carteles que, por lo que logro apreciar, dicen Insecure.

—Son nuestras aficionadas —anuncia Alex.

Siento como las palpitaciones de mi corazón empiezan a ser más rápidas y marcadas. Me siento un poco nervioso, nunca habíamos estado ante una escena así.

—Afuera los estarán esperando tres guardias de seguridad, para que puedan pasar fácilmente —dice Jameson desde la parte delantera del auto —. No se metan en problemas, por favor Yo me adelantaré para ver que todo esté en orden.

—Confía en nosotros —dice Liam.

La limusina se estaciona y se abren las puertas. Yo tomo mi portátil antes de salir y espero a que todos hayan abandonado el vehículo.

Cuando bajo, escucho gritos de chicas emocionadas gritando «Insecure». Miro el panorama y veo algo que jamás habría visto: otro grupo de chicas que traen playeras con leyendas que dicen: Kyle. Al momento de darse cuenta de que las veo, empiezan a gritar mi nombre y extender los brazos para tocarme, pero uno de los guardias va detrás de nosotros y me hace caminar. Siento algo en el pecho y no termino de comprenderlo. Esas chicas estuvieron ahí esperando a que llegáramos, ilusionadas por vernos, para que sólo pasemos así de la nada. Volteo al frente y veo que Liam, el que va primero, pasa y saluda con la mano a sus aficionadas. David rompe las reglas y se tomar fotos con algunas chicas y uno que otro chico, aunque el guardia le diga que no. Phil es algo tímido y sólo sonríe.

Entramos a la recepción del hotel y noto que todos están tomando un respiro. Realmente fue difícil pasar por ahí, aunque no estoy de acuerdo con lo que acaba de pasar.

— ¿Vieron eso? —dice Alex emocionado —. Gritaban nuestros nombres y estaban locas por nosotros —se empieza a reír; no se la cree.

—Fue realmente intenso —complementa Liam.

—Chicos —digo —. Creo que fue completamente incorrecto lo que acabamos de hacer.

Todos se quedan perplejos, hasta Phil.

Se quedan en silencio y esperan a que continúe.

—Quién sabe cuánto tuvieron que viajar para vernos, ¿y ni siquiera les permitimos unas cuantas fotos? —digo arqueando las cejas —. Siento que fue algo incorrecto.

—Tenemos órdenes de no entretenernos ahí —responde Liam.

—Kyle tiene razón —defiende Alex —. Creo que deberíamos de salir ahí y complacerlas un poco —hace un gesto algo incómodo hasta para mí.

—Chicos, esto no es un juego —vuelve a decir.

—Yo digo que hay que someterlo a votación —opina, de nuevo, Alex y voltea a las puertas del hotel —. Mira eso, ¿acaso no es espectacular?

Liam no dice nada.

—Levanten las manos los que opinen que deberíamos de salir ahí y dejarlas satisfechas.

Obviamente, él la levanta. Al igual que yo.

— ¿Y los que no? —vuelve a decir.

Sólo Liam la levanta.

Todos nos quedamos mirando a Phil.

—Tienes que elegir.

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