Capitulo 1

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Un rayo de luz ilumina la habitación por una diminuta apertura en la cortina, aunque pequeña, la luz es cegadora, lo cual hace que abra los ojos. Todo está reluciente. Como esa insignificante luz puede alumbrar tanto, pienso. Extrañado me levanto, me acerco a la ventana y abro las cortinas con decisión.

En el exterior, una imagen aterradora se graba en mi retina como si de acero ardiente se tratase, todo, completamente todo mi alrededor esta en llamas, de entre ellas cientos de personas salen ardiendo y gritando, no sé cómo, pero no puedo moverme, no puedo dejar de mirar, que ha sucedido, me pregunto una y otra vez en mi mente.

Las llamas parecen alcanzar los cuatro metros de alto, asolan por completo la ciudad. ¿Quizás ha explotado algún camión cuba lleno de líquido inflamable, me pregunto, sin aún poder moverme.

De pronto mi pregunta se ve contestada, una figura oscura, negra como el carbón más puro que pueda existir, el ébano a su lado sería pálido, llego a ver que de dicho objeto salen cuatro protuberancias, que al parecer le sirven para moverse.

Aún no me muevo, es como si me hubiese que dado pegado al suelo, mientras las llamas y el extraño objeto continúan su camino.

El extraño objeto parece dirigirse hacia mí, consigo moverme por fin, algo que casi innato sale de mi, corro hacia la puerta de mi habitación, al salir de ella me percato que nadie se encuentra en casa. Un extraño zumbido procedente de la planta baja causa en mi un escalofrío. El sonido es cada vez más intenso, cada vez más cercano, el miedo me inunda.

Decido poner rumbo en la dirección contraria al sonido, pero recuerdo que en ese camino solo me encontraré con el final del pasillo que termina en una ventana que da a la parte trasera de la casa. El zumbido parece estar subiendo las escaleras, tragando saliva, me duele, tengo la boca muy seca. Una vez llego al final del camino, decido abrir la ventana y miro al exterior.

La altura desde la segunda planta es considerable, calculo al menos que hay unos cuatro metros hasta el suelo. La ventana se encuentra justo delante de uno de los arboles del patio trasero, pero no creo que llegue a él saltando, pero no tengo más remedio, tengo que intentarlo.

De pronto me doy cuenta de que el zumbido a cesado, no me atrevo a mirar hacia atrás, pero sé que debo hacerlo. Lentamente giro la cabeza, un sudor frío cae por mi frente, el cual se acentúa con el latido de mi corazón al ver lo que se ha detenido justo al comienzo del pasillo. Un ser, creo, pero parece más una armadura mecánica, no tan negro como el que vi a través de la ventana, este es más bien de un color azul oscuro, de unos dos metros de alto y otros dos de ancho, se mueve sobre dos pies. Está quieto, parece estar analizándome, no sé qué hacer, tengo miedo, no me puedo mover.

De repente mueve lo que parece ser un brazo con una abertura en el extremo, una extraña luz comienza a formarse en su interior, el zumbido que escuche antes comienza a sonar otra vez procedente de ese apéndice, algo me dice que será mejor que salga corriendo. Me giro hacia la ventana, apoyo las manos en el filo ayudándome a ponerme de pie, el zumbido es tan intenso en ese momento que casi no me deja oír mis pensamientos. El ruido cesa repentinamente, miro de reojo hacia atrás y diviso una enorme bola azul en mi dirección, saco valor y salto hacia el árbol. No llego, está demasiado lejos, me estrellare contra el suelo, y moriré aquí huyendo de esos seres.

Cuando la esfera azul llega a la ventana crea una explosión provocando en mi un gran impulso hacia el árbol, golpeándome con la ramas, consigo agarrarme a una de ellas, siento en mi interior un dolor punzante, creo que me he roto alguna costilla impide, impidiendo que aguante el peso de mi cuerpo, y acabo soltándome, volviéndome golpear con las ramas mientras la gravedad hace su trabajo atrayéndome hacia abajo.

Mi cuerpo al llegar al suelo provoca un sonido seco. Noto un sabor metálico rebosar en mi boca, una arcada, me libera de ese sabor, provocando que una bocanada de sangre salga y recorra mi mejilla. Agarro mi costado derecho, que es donde más dolor siento, como puedo intento arrastrarme, pero no puedo, no tengo fuerzas, la vista se me nubla, creo que voy a perder el conocimiento, otra vez ese sabor metálico, no puedo más.

Desde mi posición veo a uno de esos extraños seres acercándose a mí, es lo último que veo antes de perder el conocimiento...


Y vinieron de arriba...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora