Rachel pensaba que esta misión no tenía sentido, pero el Profesor Xavier había sido firme en que fuera a comprobar si la actividad mutante detectada por Cerebro estaba en realidad allí.
«Pero no puede ser», pensó Rachel, moviéndose casualmente por las calles de Corea del Sur mientras que sus ojos recorrían y escaneaban por cualquier actividad inusual.
Cerebro había estado en tranquilidad por meses y aun así los dos individuos que este había marcado estaban algo cerca de su edad, significando que, o sus poderes se habían tardado en llegar o, como Xavier lo había pensado, se habían estado escondiendo.
De cualquier manera, Rachel no entendía porque él no pudo enviar a Kitty o a Bobby tras ellos, especialmente porque sus poderes no estaban completamente bajo control. Todavía ella no tenía permitido usarlos fuera de la Sala de Peligro¹, lo que hacía su misión aún más difícil. Ella era la hija de uno de los mutantes existentes más peligrosos; Rachel siempre esperó que las cosas fueran difíciles cuando sus poderes llegaron a ella por primera vez.
Rachel se estremeció al pensar en sus padres mientras continuaba caminando, jugando con las placas de identificación que colgaban de su cuello. Habían pertenecido a sus padres cuando todos los X-Men tenían que utilizarlas en vez de tener sus nombres grabados en sus trajes.
Rachel había escuchado muchas historias sobre ellos, pero al final todo se reducía a una cosa: su madre era un monstruo. Un monstruo que asesino al hombre que amaba y que vivió lo suficiente como para arrojar una copia de ella misma hacia el mundo antes de irse en la manera más destructiva posible.
La copia era ella, y hasta la fecha ella no podía perdonarla por ello. Toda su vida era recordada de que sus poderes eran casi idénticos a los de ella, significando que sin el control adecuado ella se volvería el mismo monstruo que su madre había sido. Con Rachel todo era acerca del control, aunque ella era difícilmente la que lo ponía en práctica, haciéndola resentir a la mujer que la había hecho así.
Aunque ella acariciaba las historias de su padre. Las historias de él siempre parecieron buenas y habían construido la imagen de él en los ojos de Rachel incluso sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Ella esperaba que su bondad, lo mejor de él, hubiera encontrado su camino en ella.
—Nova, ¿algún signo de actividad mutante? —La voz de Bestia hablo en su oído. Él tripulaba las torres de control cuando el Profesor no podía, lo que era sorprendentemente frecuente.
—Ni un poco —murmuro Rachel en respuesta, cuidando que su conversación no pareciera anormal.
—Temía mucho —el anciano suspiro —. Tenía la esperanza de no recurrir a esto pero, si no se hacen conocer físicamente tendrás que investigar con el campo psíquico. A ver si puedes encontrar algunas oleadas de energía, especialmente cualquier cosa que venga de una chica. Sé que Xavier menciono un par de hermano y hermana pero por lo que puedo decir, la chica tiene habilidades telepáticas. Pero por favor, Nova...
—Ten cuidado. Lo sé, Bestia —dijo cansada. Rachel casi podía sentir su sonrisa en el otro lado de la línea—. Y lo tendré. Si algo cambia te lo haré saber.
Se movió hacia la orilla de la calle y se recostó contra una pared, dejando sus ojos cerrarse para poder usar sus poderes con más discreción. Con un respiro profundo se sumergió en su psique. Solo tuvo que indagar por unos momentos antes de ver el tren en el ojo de su mente. Sus ojos se abrieron abruptamente justo cuando una conmoción se alzó en el sur.
—Bestia, los encontré —dijo con urgencia, calculando rápidamente cuanto tomaría el tren en ser detenido. Una vez que decidió su destino de salida, enfocando el ojo de su mente en el frente del tren en donde, al menos dos mutantes, parecían estar usando sus poderes.
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Nova | Peter Maximoff
FanfictionRachel Summers, mejor conocida por los X-Men y el mundo como Nova, es la hija única de Scott Summers, y uno de los X-Men más poderosos que el mundo haya conocido, Jean Grey. Lo que hace a Rachel una de los mutantes más poderosas y peligrosas; ella p...