Prólogo.

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La veo sonreìr junto a su novio. Ella no me ve, está distraìda con su novio, pero yo la veo de lejos.

Hubo un tiempo en el que fuimos amigos, mejores amigos; nos sentábamos juntos en la escuela y siempre reíamos. Hasta que su novio se dio cuenta de mis sentimientos. Y, como un celoso profesional, le dijo que ya no me hable tanto; y ella, sin más, me dejó de hablar. Y yo tampoco le hablé. 

Hasta el día de hoy que solo la veo y la admiro.

¿Algún día le confesaré mis sentimientos?

En estos últimos días, mis pensamientos me atormentaban, así que decidí escribirlos en mi cuaderno; para deshacerme de ellos. De esa carga de no decírselos.

Si te lo dijera...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora