Capitulo Uno.

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Estaba en mi último día de preparatoria despidiéndome de Stephanie, mi mejor amiga desde el divorcio de mis partes.

- Vendrás en vacaciones ¿verdad?
- Pues claro. - Le aseguré decididamente

El porche bóxer de Josh, el hijo del esposo de mi madre entró en el estacionamiento del instituto.

Le di un último abrazo a Steph y me subí en el asiento de copiloto. Continúe agitando mi mano después de que arrancó el coche hasta que ya no pude ver a mi amiga.

- Tampoco es que te estés muriendo, vas a volver en verano, y Navidad.
- Y eso que,... - me giré para verlo. - no lo entenderías.

Sonrío y continúo el resto de camino en silencio.

Cuando llegamos a casa me recibieron con un abrazo de despedida y Josh me acompañó a mi cuarto. Se paró en el umbral de mi vestidor y me vio acomodar lo que faltaba de mi ropa en la enorme maleta negra que me habían regalado en Navidad el año pasado.

- ¿Tienes que irte en serio?
- Creí que no te importaba.
- ¡No me importa! - respondió a la defensiva y yo lo miré por encima de mi hombro con una ceja alzada, el bajo la cabeza. - Es que eres mi hermanita.
- Solo política.
- Pero aun así... - levanto la cabeza y me miró con lágrimas en los ojos - te irás con tu padre... Lejos de mi.

No pude evitarlo y nos fundimos en un tierno abrazo. A pesar de ser el hijo del esposo de mi madre se convirtió en mi hermano, en uno de mis mejores amigos.

- No te vallas. - dijo sin separarse de mi.
- Iré a la universidad de mis sueños, además de que veré a mi padre después de doce años.
- Él te dejo aquí.
- Josh, entiende... - las lágrimas estaban corriendo por mis mejillas y sentí mi hombro húmedo por las lágrimas de él.
- No quiero entender.

Se separó de mí y me miró mientras me tenía tomada de los hombros.

- De mí no te librarás tan fácil... - se giró y camino hacia la puerta limpiándose las lágrimas. - Si le dices a alguien que eh llorado lo negare todo y tirare tu vuelo.
- No lo arias.
- Shh... - giro la cabeza hacia mi - se supone que tú no lo sabes.

~

Subí al avión tras despedirme con un largo abrazo.
Me senté en mi lugar designado a un lado de la ventana, pero justo en el momento en el que me terminaba de acomodar llego un grupo de amigos decididos a sentarse, lo malo era que eran tres, y planeaban sentarse los tres en mi fila de asientos.

- Disculpe, pero esos son nuestros lugares.

Dijo el chico más rubio que había visto jamás, poniendo sus boletos en frente de mi cara. Baje la vista hacia mi boleto esperando encontrar mi error, para poder pararme avergonzada, pero vi que eran los mismos números que los que habían en los boletos de el chico rubio.

- Esto no es posible.

Le mostré mi boleto indignada. La sorpresa se había adueñado de la cara de los cuarto que al parecer compartíamos asientos.

Le hablaron a la azafata y ella apenada se fue a con el piloto y nosotros comenzamos a discutir.

- No, tú deberías bajarte, nosotros lo compramos antes.
- y eso que...

Antes de que yo pudiera seguir, la azafata se interpuso y nos habló serenamente.

- Hay un lugar en la primera clase... - pude distinguir que la chica que iba con el rubio se emocionaba con la idea. - pero solo es uno.

Entonces sus miradas se cruzaron y luego me miraron tranquilamente.

- Ay, - Dije exagerando mis expresiones - no necesitan pedirlo a gritos.
- Nosotros queremos ir juntos. - Dijo el chico de capucha roja.
- No se preocupen.

Me estiré para tratar de bajar mi maleta, pero el rubio se puso en frente de mí y bajo mis maletas y me las tendió con amabilidad.

Seguí a la azafata hasta la primera clase y en cuanto llegamos a los asientos dobles subió mis maletas y me mostró un asiento libre a un lado de un chico que dormía pegado a la ventanilla.

A la mitad del vuelo el chico se movió y me di cuenta de que me había quedado dormida en su hombro.

Me levante lo más rápido que pude y pude sentir que me sonrojaba.

- Perdón, no pretendía despertarte. - dijo el chico con una suave vos.

Mire a mi alrededor y vi que todos en el avión estaban o dormidos o a punto de.

- No te preocupes, yo no pretendía dormirme.

Soltó una risita y me tendió su mano.

- Cameron, pero puedes llamarme Cam. - pose mi mano en la suya y él se la llevó a los labios. - ¿Cuál es tu nombre?
- Mikaela, - me di cuenta de que me miraba con sorpresa, pero ignore el toque de decepción en su mirada - pero dime Mikey.

Esa era MI vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora