Capitulo dos

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En todo el vuelo me la pasé hablando con Cam sin parar en ningún momento, cuando le conté lo que había pasado con el chico rubio y sus amigos sólo me miró a los ojos.
- Pues que buena suerte tengo de que ellos quisieran ir juntos. - me había hablado con la voz grave y sus ojos me penetraban como si pudiera ver mi alma.
- ¿ Te refieres a que no tendrías que soportarlo?... O...

En lugar de responder solo me miró mordiéndose el labio. La piel se me erizo en por un segundo hasta que la azafata se paró a un lado de mí con una cobija en brazos.

- Ay, perdón, creí que estaba dormida, - comenzó a sonrojarse y supuse que era su primera vez en vuelo - Gusta que le deje la cobija.
- si, gracias. - le sonreí y eso claramente le ayudó a sentirse mejor.

~

En el momento de decender del avión, Cam bajo mi maleta y la llevó en su hombro por el pasillo mientras yo llevaba la otra arrastrándola por el suelo. Salimos del avión pegados uno detrás del otro.

Cam me acompañó hasta el taxi y antes de que subiera me pidió mi celular y puso su numero en mis contactos. Cuando el taxi comenzó a avanzar lo vi haciendo señas con las manos para que lo llamara.

Ya había llegado a la casa de mi padre y para mi sorpresa mi hermana no estaba en ese momento, había salido con sus amigos después de su clase de música en lugar de venir a recibirme, la decepción me inundo por dentro, yo había accedido a venir aquí solo por ella, y ella no podía hacer el esfuerzo por llegar temprano para recibirme. Mi padre me explicó que la había cambiado cuarto veces de escuela porque en todas partes la molestaban, y los únicos amigos que tenía eran los que había hecho esta semana en sus clases de música, y que desde que los había conocido no se separaba de ellos, los invitaba a la casa y pasaban días enteros viendo películas y escuchando música a todo volumen en su recámara, que ahora era mía también.

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Una vez de haberme instalado mi padre me ofreció un tour por toda la ciudad de Londres por que no quería que me perdiera y la verdad se lo agradecí mucho porque nunca había salido de Estados Unidos ya que mi madre no me dejaba viajar y mucho menos mi hermanastro que en realidad nunca lo llamaba hermanastro siempre lo había llamado Josh y el a mi hermita, pero a mí nunca me había gustado que me llamara así, porque nunca le mostré importancia que tenía para mí esa palabra, hermana.
Le comente a mi padre que tenia que avisarle a mi "hermanastro" que ya había llegado a Londres, así que me separe por un momento de él y marque el número de Josh en mi celular.
- ¡Miky! Todo bien.
- Si, Josh, estoy bien...
- ¿Qué tal tu vuelo?
- Genial, conocí a un chico que me ayudó a no sentirme sola y...
- ¿Cómo? ¿Un chico? ¿de qué hablaron? ¿Pude haber ido contigo?...
- Josh, estoy bien, ya llegue a Londres pero aún no he visto a Violet.
- Ay, Hermanita, no te preocupes, ya la verás... - escuche la vos de mi madre al otro lado de la línea soltando maldiciones. - tengo que irme, hablamos mañana.
Antes de que pudiera despedirme colgó la llamada y me sentí sola de nuevo.
En cuanto regresamos a la casa comencé el recorrido que de verdad quería hacer, camine por toda la casa, desde el sótano hasta el tercer piso. Para mi gusto estaba demasiado grande pero estaba muy linda eso lo recompensaba, y más por que estaba en el bosque y me imagine que en la noche se verían todas las estrellas y mi mente se puso a pensar " por primera vez ve a la terraza y ve las estrellas a media noche" y claro que iba a complacer los deseos de mi conciencia. Mi padre es director de películas famosas, por lo tanto, el dinero se desborda de las paredes. Entre en el vestidor de nuestra habitación y lo recorrí tocando las paredes afelpadas detrás de los zapatos y ropas, metí mi mano entre vestidos y blusas, luego llegue al lado que habían arreglado para mi, lo habían dejado sin tapis ni felpa, lo único que había era mi ropa y un tapete rosa que cubría todo el suelo, comencé a mover todas mis blusas de un lado al otro en el tuvo que las sujetaba con ganchos afelpados blancos. Un ruido del otro lado de la pared me hizo dar un respingo, las paredes eran huecas en su mayoría para el acceso de la ventilación del aire acondicionado, pero me habían dicho que en especial esa parte de la casa no era hueca para evitar humedad en la ropa, golpeé la pared con los dedos y resonó la pared hueca, empuje con la mano y la pared se abrió con un rechinido metálico, empuje más fuerte hasta que la pueriles dejo ver un espacio reducido con un par de cuerdas gruesas, sujete una de las cuerdas y la jale hacia atrás, sonó de nuevo un chirrido metálico, pero esta vez se me hizo conocido el sonido, sonaba como el elevador de platos de la cocina, el que pasaba por el cuarto de papá y por la sala de lectura del segundo piso. Continúe jalando la cuerda hasta que el tapizado elevador rojo se detuvo en frente de mi, había una mancha de café en la base, le pase un dedo por encima hasta que llegue a la pared de nuevo, y entonces me di cuenta de que la avertura de la puertecilla seguía hasta llegar al suelo, empuje con la mano y no logre abrirlo, puse mi mano en la orilla de la pared y jale esperando que tampoco se moviera, pero no fue así, en lugar de eso, se abrió con un sordo chasquido. Bajé el elevador hasta la altura del suelo y mire dentro del agujero, a un lado del el habían unas escaleras de caracol que se escondía en la oscuridad.
El sonido de la voz de papá me hizo dar un respingo que me hizo cerrar ambas puertas y fingir no saber nada, después de un momento me relaje y acomode de nuevo los ganchos esparcidos por el tubo.

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Ya era tarde, faltaban 3 horas para la media noche cuando escuche la puerta de entrada abrirse y cerrarse con un gran estruendo, yo estaba en la sala viendo una película con mi padre esperando a mi hermana. Ella paso por en frente de nosotros pensando que yo era una novia de nuestro padre y por un momento pensé que iba a pasar de largo, pero entonces su rostro se iluminó y supe que me había reconocido.

- ¿Mikaela?- la vos le había salido cortada y las lágrimas surcaron sus mejillas al igual que las mías.
- ¡Violet! - Me pare y corrí hasta ella para poder abrazarla.

Nos quedamos abrazadas un buen tiempo y sentí que la parte vacía de mi interior se había llenado instantáneamente.

- ¡¿Por que no me habías dicho que Mikaela ya había llegado?!- le gritó a papá con la cara enrojecida.

- Sonaste muy feliz cuando te deje ir con tus amigos, no quería interrumpir
-Hubiera preferido estar aquí - Le dijo Violet a nuestro padre y yo empecé a reír como tonta. Era inevitable con esta conversación.

Ya después de esta emocionante conversación, Violet me preparó su clásica cena que había inventado cuando aún vivíamos juntas, fruta y unos deliciosos Hot Cakes como me gustan. Cuando terminamos de cenar ella me llevo a su habitación por que me tenía que contar muchas cosas pero en el proceso ella se quedó dormida y yo con ella. Nos quedamos en su cama entrelazadas una con la otra.

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En el transcurso del día le había mandado un mensaje a Cam, y justo a mitad de la noche mi celular vibro en mi mano.
El mensaje de Cam decía:
¿Ya viste las estrellas?
No, ¿Por que?
¿Tienes una terraza?
Mmm si.
Sal a verlas, y la más brillante es tuya.

Esa era MI vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora