Capítulo 8: Todos.

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Love.
«Dios mío, llego tarde» Pensó ella mientras caminaba hacia la escuela, apuró el paso.
-¡Laureen!-Escuchó que alguien le gritaba. Dio una vuelta y se encontró con su mejor amiga, totalmente cambiada.
Pelo castaño color chocolate, vientre un poco más hinchado y totalmente radiante de felicidad. Corrió a abrazarla.
-Te he extrañado muchísimo-Le dijo.
-Noche de chicas hoy, en mi casa-Le respondió Camille.

«Tic toc, tic toc.» Y así de lenta pasaba la hora de historia para Love ese día.
-Deberías dejar de patearme la silla-Le dijo Nick, sacándola de sus pensamientos.
-Lo siento, no me di cuenta-Le dijo ella, con tono de culpa. Nick se rió.
Durante esos seis meses y casi siete, Nick y Love se volvieron súper unidos, y ambos confiaban uno con el otro, teniendo en cuenta de que Adam y Camille habían dejado la escuela, y los veían muy poco.
La vida de Love, iba como siempre, aunque su padre se había marchado a quien sabe dónde, Love estaba alerta. Ya no la molestaban tanto en la escuela, aunque su amistad con Nick hizo que varias personas les digan pareja de raritos, lo cual a ella le molestaba mucho. Sus cortes habían disminuido y aunque se seguía sintiendo mal con ella misma, a veces comía sin vomitar, siempre cuando Nick estaba allí. Se sentía bien cuando Nick estaba cerca, de alguna forma se sentía segura.
Luego de que la jornada término, Laureen y Nick fueron al parque.
-He visto a Camille, esta muy bien-Le comentó Laureen a Nick.
-Yo he visto a Adam, esta feliz. Se casaran en un mes-Le contestó él. Ella asentió.
Y en el resto de la tarde, se la pasaron hablando mientras las horas pasaban rápidamente, así eran las tardes de ellos, con charlas, risas y bromas.
Era el único momento en cuál los dos podían desconectarse un poco del mundo y la realidad.

Nick.
Cuando llegó a su casa, Nick se puso a tocar su guitarra mientras su hermana tarareaba la canción.
-Hola, pequeños músicos-Les dijo Jack cuando llegaba de trabajar, Gemma se levantó de su silla, para abrazarlo a forma de saludo. Jack le dió un corto besos en los labios de la mencionada y chocó los cinco con Nick.
-¿Cenamos hamburguesas? Un poco de comida chatarra a este cuerpo, no le viene mal-Dijo Jack.
-Totalmente de acuerdo-Dijo Nick con una sonrisa, observando como su cuñado observaba a su hermana limpiar la mesa, el podría jurar que veía todo el amor que le tenía, a través de sus ojos cansados, pero felices y llenos de amor por estar en casa.
-Pueden jugar si quieren, yo hago la comida-Dijo su hermana con una sonrisa.
Y así fue, comieron como una verdadera familia y fueron a dormir.

-Deberíamos preguntarle a Love si quiere cantarla-Dijo Joe. Era ya el otro día y Nick con sus amigos estaban muy complicados, tenían que dar un show y no tenían cantante.
-Le pregunto luego-Contestó Nick.
Nick estaba sentado en el pequeño sillón del garaje donde ensayaban. Agarró su celular y sonrió al ver la foto que tenía de fondo de pantalla, era Love y él. Era increíble en tan poco tiempo toda la confianza que se tenían.
Luego de un ensayo y unas ricas donas de chocolate y risas con los chicos, Nick se fue al parque, sólo para pensar. Siempre que el iba al parque era para pensar o por el simple hecho de estar sólo por un tiempo.
Se sentó en el pasto, al lado de un árbol y se puso a dibujar, dibujó un hermoso lago con una chica del lado izquierdo, con cabellos rubios y rodeada por demonios, y sombras negras.
Una llamada hizo que dejara de dibujar.
Y corriera hasta el hospital.

Camille.
Paredes blancas, ruidos, y una aguja conectada en su brazo.
Eso era todo lo que Camille veía.
«¿Qué diablos pasó?» pensó ella.
Un doctor, entró a la habitación, mirando a Camille con mucha pena. Probablemente, la depresión no tardaría en llegar.
-Señorita, lamento decirle que sufrió un accidente automovilístico con su novio, causando la perdida de su bebé-Le dijo el doctor con mucha seriedad.
Camille no procesaba la información.
¿Su bebé? ¿Muerto? Donde. ¿Donde estaba?
-¿Donde esta mi bebé?-Preguntó ella al borde de lágrimas.
El doctor la miró.
-Señorita... Lo perdió.-Le respondió este, tranquilo y con amabilidad.
-¿Adam?-Preguntó ella.-Necesito verlo, quiero verlo-Dijo ella, ya estaba llorando y con sus ojos rojos.
Sus padres entraron a esa habitación tan neutra y triste.
Su madre la abrazó mientras lloraba, al igual que su padre, este último tratando de no llorar.
«Que tarde de porquería » Pensó ella.
De repente, pensó que hubiera sido mejor haber muerto, en el accidente.
-Tiene mucha suerte, Camille. Tienes una pierna quebrada. Eres muy fuerte-Le dijo el Doctor. Camille lo miró y le sonrió forzadamente. Luego de unas preguntas y revisiones. El Doctor decidió que debería quedarse al menos dos días en el hospital y podría volver a casa, con una serie de medicamentos.
En el resto de la tarde, fue a visitarla su mejor amiga Laureen y Nick. Estuvieron haciéndola reír un poco, Camille notó la unión que se había generado entre los dos.

Pasados los dos días, una vez en casa con sus padres y sin saber nada de Adam, Camille se sentía sola, sin su vientre hinchado, sin los mimos de Adam. Se sentía vacía, muy vacía por dentro. No quería comer, apenas hablaba con sus padres, y su pelo estaba poniéndose de su color natural, negro. Ojeras debajo de sus ojos y el peso de ella iba a bajando, tan sólo se quedaba en la habitación, con el olor a Adam, mirando su anillo que no pensaba sacarse, con recuerdos y consumida por la tristeza y soledad.
Lo extrañaba, demasiado. Muchísimo y no podía dejar de pensar en él, aunque tan sólo se hundía en un mar de depresión, ella lo ama, tanto.
De repente lo único que hacia Camille, era dormir, leer, comer si sus padres la obligaban y bañarse, luego ponerse alguna remera de Adam, para acostarse de nuevo en su cama. Era un círculo vicioso. Y sus padres comenzaban a preocuparse.

Adam.
El la extrañaba, demasiado.
Tener que irse de la cuidad fue la peor cosa que pudo haber hecho, pero sus tíos insistieron, y él tuvo que aceptar. Tan sólo ellos dijieron que iba a ser lo mejor para los dos, y para él, era lo peor. Perdió a su bebé, a su novia, a sus padres.
Se sentía más que sólo ahora.
Tan sólo comía, dormía y todo le recordaba a ella, aún se acordaba del sabor de sus labios, su olor, su pequeña mano entrelazada con la de él. ¿Aún tendrá el anillo? Pensaba él. Tan sólo quería verla, abrazarla y llenarla de amor.







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