Regreso

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-¡Oh dios! no sé cómo me convenciste para hacer esto-

-¿Tienes la guitarra?- Dije, ya llevaba media hora escuchando a Rey decir lo mismo

-Sí si, vámonos- Rey se guindo la guitarra en la espalda mientras corría tras Kane que ya se montaba en el bus familiar mejor conocido como Busbus, había estado con nosotros luego de unos meses de habernos mudado, para ese tiempo Layla estudiaba arte y diseño.  Los tres lo mirábamos extasiados sabíamos que este sería el elegido, aunque Rey se había enamorado del Ford viejo que estaba en la entrada, yo no quería un Ford, además no teníamos tanto dinero y esta belleza al frente de nosotros estaba más que barato unos cuantos arreglos y estaría perfecto.

El Busbus se convirtió en nuestra segunda casa, hasta teníamos un sofá dentro, allí viajamos en las vacaciones, nos desaparecimos por un tiempo, lo necesitaba, era nuestro espacio, donde comíamos pizza con cerveza y hablábamos de temas bizarros o donde amanecíamos en el techo luego de quedarnos despiertos viendo las estrellas mientras Rey contaba algunas de sus historias eróticas de terror.

-Estamos llegando, ¿seguro que es el piso tres?- gire el volante, para salirme de la carretera y estacionarme al frente de un edificio de 11 pisos. Mierda.

-Seguro. . . esto va a ser humillante, me debes una, y bien grande-Rey abría la puerta del copiloto y se bajo tropezando con un desnivel en la acera.

-¡Maldición!- Bufo

-Cuidado te caes- Mordí mis labios tragándome la risa mientras Rey me dirigió una mirada asesina.

-Ponla pista ya, vamos a acabar con esto antes de que me arrepienta- Dijo acercándose al edificio y mirando hacia arriba.

-Voy, ¡por dios hace un frio que te cagas!- Metí mis manos en la chaqueta que llevaba y corrí a poner el CD.

En mi vida había cantado esa canción, pero vaya que Ricky tiene algunas canciones pegajosas, además que a Layla le gusta todo lo cursi y sensiblero aunque no lo aparenta.

Metí el CD y con un suspiro de resignación le di play, por dios a lo que había llegado, mis antepasados me van a jalar las patas después de esto, escuche el sonido de la guitarra, Rey había comenzado a improvisar siguiéndole el ritmo a la pista, que asco. Vamos allá, subí el volumen al máximo y tome el ramo de girasoles que estaba en el asiento de atrás.

-Esto no será contado, no saldrá de aquí- Las luces de los apartamentos se encendieron de poco en poco por el ruido, nuestros ojos fijos en el piso tres, mientras seguíamos cantando a todo gañote. 

-Y ahora es que me doy cuenta

     Que sin ti no soy nada

       He perdido las fuerzas

        He perdido las ganas

Una luz blanca se encendió en el piso tres los que nos motivo  y cantamos aun más alto, varias personas estaban asomadas en la ventana de sus casas observando con curiosidad el espectáculo, no quería ni imaginarme lo que pensaban, ¿una serenata?, ¿dos chicos? por dios son las doce, ¿no les da vergüenza?, vaya que son guapos. Una chica de cabello corto se asomo en donde provenía la luz blanca, giro y pareció conversar con otra persona, al segundo una melena castaña un tanto desordenada se asomo con un pañito en la nariz.

     -Vuelve que sin ti la vida se me va uuuuuuuuh uuuuuuuh

 Ooh  vuelve que me falta el aire si tu no estas uuuuuh uuuuuh

               vuelve nadie ocupara tu lugar

Layla llora, a moco suelto, aferrándose con sus dos manos al pequeño pañuelo que lleva pegado a la nariz, la chica a su lado nos ve con una gran sonrisa y Layla desaparece de la ventana para luego de unos minutos bajar y abrir la reja de la entrada del edificio.

Bad BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora