Todos somos inseguros acerca de algo, ya sea algo pequeño o algo grande. Nos obsesionamos con cosas que los otros quizá ni siquiera noten. Somos inseguros porque sentimos como si hubiera alguien ahí afuera que es mil veces mejor que nosotros.
¿A quién le importa si nuestros muslos se tocan, si no tenemos piel perfecta y sin acné, dientes perfectos, labios rosados, ojos grandes, pelo suave, uñas perfectas, ropa a la moda? ¿Qué más da si no tenemos mucha confianza? ¿A quién le importa si tenemos cicatrices y defectos e imperfecciones? Nuestras cicatrices y defectos e imperfecciones son parte de nosotros. No importa qué tan feas pienses que son, no es así. Todos somos hermosos, únicos. Todos tenemos un pasado que nos hace ser quien somos. No llores porque no eres perfecto. Nadie lo es. Limpia tus lágrimas y abre los ojos. Mírate en el espejo. ¿Sabes lo que ves? ¿Nada? Estás equivocado. Ves una hermosa persona que ha pasado por buenos y malos tiempos y aún está aquí. No llores más. Somos quienes somos y deberíamos estar orgullosos de lo lejos que hemos llegado en la vida. Di adiós a tus inseguridades y dile hola a tu nueva vida, y recueda: nadie es perfecto.
