Capitulo 3
Debajo de las mesas
Después de una hora larga con la que hablé con mi hermano, me convenció de que hoy cenase con él en el restaurante Olivares, que estaba en el centro de Madrid, y era bastante lujoso. Decía que hoy tenía una ''Noticia super importante'' y yo, bueno..., me interesaba saber lo que era, al fin y al cabo..era mi hermano.
Por eso ahora mismo estaba buscando una plaza de aparcamiento en el centro de Madrid... algo imposible, o bueno, si lo sueñas mucho mucho, puede que sí. Miré a la izquierda, ¡hueco! Pero..demasiado pequeño, mi coche no cabía.
Después de bastantes maldiciones y otros minutos, encontré una plaza, pero que estaba en el quinto pino. Esto es lo que es ser de Madrid... Así que me tocaba andar medio madrid en estos tacones, que aunque hacían las piernas hermosas y tal, era una tortura enviada por Satanás... y que los cristianos me perdonen.
Cuando porfin estuve delante del restaurante, suspiré de alivio, por fin pondría mi pesado culo en algún sitio, osea, en una silla. Entré al restaurante y el maiser me acompañó hacia la mesa donde se sentaba mi hermano, con su cabello marrón arena, bebiendo una copa de vino.
Cuando estuve a su lado, alzó sus ojos del mismo color que el mio, aunque el tenía más toques de el marrón arena que tenía en el pelo. Sonrió, aunque fué una sonrisa bastante falsa, como todas...
-Hola hermana. -responde mientras me siento. Me mira bastante nervioso.
-Hola, ¡cuchitrifín! -exclamo contenta mientras el rueda los ojos. Aunque siempre tuvimos una relación rara, yo le quería.
-He pedido por los dos, y cogido lo que a tí te gusta, así que vas cerrando el pico. -dice sonriendome, esta vez de verdad. Rio un poco, mi hermano tiene bastante humor hoy. Bueno, tiene bastante humor por primera vez, ya que pocas veces sonríe, y todo por la culpa de nuestro 'padre'.
-¡Que majo es mi cuchitrifín, y cuanto le quiero! - digo levantando la copa de vino blanco que me acababa de dejar el camarero delante mía, no sin antes dar una gran mirada al escote del vestido. No era de mi tipo, pero experimentar... ¡que más dará!
-Hola, soy Amanda. -dice una voz sorprendiendome. Levantó mi vista de mi hermano hasta la mujer no muy mayor con el pelo azabache y unos grandes ojos del mismo color mirandome desde arriba, vistiendo un elegante vestido morado ciruela, que realzaba todas sus curvas que me hablaba. Amanda. Fue entonces cuando me fije en la copa de vino al lado de mi hermano. Amanda. Levanté una ceja en modo de interrogación. Me levanté de la silla aunque me doliese demasiado los pies.
-Lucía. -dije mientras le cogía la mano y la sacudia. Ella sonrió más abiertamente.
-Eso ya lo sabía..., ¡tu hermano no para de hablar de tí! - reí ante ese comentario, seguro que era una trola y nunca hablaba de mí, así que le dí una mirada de diversión a mi hermano, que ahora tenía una imagen de tener un infarto.
-¿Eres la novia de mi hermano? ¡Já! Y yo que pensaba que este muchacho era gay.... -dije riendome dandole un codazo a mi hermano, que ahora me miraba con cierto enfado.
-¿¡Que creias qué!? -preguntó nervioso -A mi me gustan las te...digo, uh, las mujeres. -dijo tosiendo.
-Oye, que hace tiempo que no tenias novia.. ya sabes, una se imagina de todo. -respondí mirandole aun con la mirada graciosa.
Amanda empezó a reir y se sentó al lado de mi hermano con cuidado. Le dió la mano, y mi hermano le pasó la izquierda por los hombros, ya que ella se sentaba a la derecha. La trataba como si fuera de cristal, su tesoro más preciado.