Capitulo 4
(Una parte del capitulo)
Nota de la autora:
¡Chicos! Quería deciros qué no subiré durante un tiempo, ya qué el trabajo me llama. Bueno, y más cosas. Quería adelantaros el capitulo 4, ya qué si algo, subiré en dos semanas, o algo así. ¡Lo siento muchisimo!
No sé si este será el capitulo 4, no me convence.
¡Gracias por leer! Ahora, disfrutar de lo poco que he puesto xd.
P.D. Os invito a leer mis otras historias :)
¿Una misión imposible? Puede que no, pero fue bastante dificl. Tan dificil que mi precioso vestido azul marino de Armani se me rompió en la parte de las costillas de la derecha, gracias a un clavo que había debajo de las mesas. Me quejaría de eso. Pensandolo mejor...no.
'Oye señor que me he roto esta parte de mi caro vestido mientras gateaba debajo de su fila de mesas detrás de un señor que apenas conocía.''
Definitivamente, no me quería...sería demasiado pátetico. En fin, que Edward se dió cuenta y aunque pensaba que no me daba cuenta, se reía por lo bajo mientras seguía gateando delante mia. Pillé un cabreo que no veas... pero después hize lo mismo que él, y no por mi vestido ya que yo no reería si no lloraría pero... a el se le rompió la parte de el hombro de la izquierda de la chaqueta. Siseó un 'Shit' y sigió gateando.
Yo me reía por lo bajo, y el se dió cuenta ya que se paró, giró la cabeza y me hechó una mirada asesina. Después se fue a un lado, dejandome pasar antes. Yo quería salir ya de ahí ya que me iba a dar un ataque de claustrofobia ahí debajo.
Por lo que gateé aun más rápido, haciendo que mis rodillas dolieran por la alfombra. ¿No podía haber baldosas? De eso tampoco podía quejarme, pero huy si pudiera...
Unos pies, y más pies, y más empezaron a llenar el espacio que había debajo de las mesas. Eso me hizo parar. Era una reunión, ¡era una reunión! Cuando me paré sentí la cara de Edward en mi culo por lo que le miré, y pude ver que sonreía. Arrogante, era la unica palabra que le describía. Rodó los ojos al ver mi enfado, pero después los cambió por unos de angustia al darse cuenta de el por qué de mi parada.
Más pies empezaron a rodearnos, pero pude ver que en el principio donde podíamos salir estaba libre por lo qué gateé como si me fuese la vida en ello, hasta que unos zapatos me hicieron parar. Casi tocaba con la nariz la rodilla de el hombre que se había sentado ahí.
Aterrorizada ví cómo un tenedor de plata caía al suelo, y el dueño de las rodillas se agachaba para coger el tenedor. Cuándo casi cogió el tenedor,me vió.
¡Era Fran!
No sabía si llorar o reír, ya qué era Fran, Mr Fran Cerezo, el ligón de Madrid, pero decidí sonreír humilladamente. El alzó una ceja y se sentó otra vez, dejando un hueco para que yo saliese. Sí, yo podía salir, pero... Edward no podía. Giré a mirarle, ¡no estaba ahí!
Salí despacio de debajo de la mesa, y le ví hablando con uno de los hombres que se sentaban en esa mesa del infierno. Como una bala, me dirigí hasta la entrada para salir, cuando una mano me agarró de la muñeca.
-Esperame -dijo la voz ronca, era Edward.
-Rápido porfavor.