Parsley, sage, rosemary and Thyme.

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Hace un tiempo que se había ido, dándole una amarga bienvenida a su soledad del pasado.

¿Qué estará haciendo ahora? ¿Riendo? ¿Llorando?

¿Con quien estará hablando? Tal vez con ese sujeto de cabellos rojos.

De tan solo pensarlo le hervía la sangre, pero no podía demandarlo como suyo, ya no más.

... Lo necesitaba de vuelta, lo quería con él. Quería volver a sentir sus caricias, sus labios, sentir su aroma, ver sus sonrojos, escuchar su bullicio. Pero sabría que con palabras lo llegaría a nada, menos con actos.

Él no creía en algo como los encantos o la magia, pero esta vez pasaría por su escepticismo e iría a la feria local por un simple rumor.

"¿Te sientes solo? ¿Tu pareja te dejo? Trae un poco de perejil, salvia, romero y tomillo; un tónico de amor se volverán y tendrás a tu amor de vuelta"

Aun sonara algo fantasioso, personas decían que aquel truco funcionaba y, odiaba admitirlo, estaba desesperado por una posible derrota ante el pelirrojo de ojos dorados. Necesitaba arrebatarle lo que fue suyo por lo más egoísta que sonaba.

Sin demora fue a la feria en busca de las dichosas plantas, llevando con sigo una pequeña bolsita donde pondría las especias y poder llevárselo a esa persona.

oxo

Camino por todo el lugar en busca de las plantas, encontrando solo perejil y tomillo en el mercado que había dentro de la feria. Era molesto pasar entre tanta gente y ruido por algo tan estúpido como un tónico de amor, pero un hombre profundamente enamorado haría lo que fuera por volver con aquella persona que le hacia vivir. Así de idiota te hacía ver el amor.

Mientras caminaba y miraba alrededor, pudo escuchar una voz muy familiar reír mientras conversaba con alguien, observando a todos lados en busca de aquellos cabellos castaños con tonos rojizos. Encontrándolo a unos pasos de él, a unos pasos de poder abrazarlo, a unos pasos de volver a tocarlo, a unos pasos de poder besarlo. Pero no, no podía hacer algo como eso. Ya no.

Solo apretó sus manos en puños para darse media vuelta e irse lejos de él. Pronto lo tendría de vuelta, de alguna forma lo haría.

Lo que desconocía era que mientras se alejaba, un par de ojos de ámbar le observaban irse - ¿Saru? -

- ¿Uhm? - pregunto el hombre de cabellos rojos mientras le observaba, en la espera que reaccionara.

- ¿Eh? ¡Ah! No es nada, solo pensé haber visto algo- sonrío animado para volver a caminar junto al hombre mayor - Escuche que vendían buena comida por aquí y me parecía buena idea ir. ¿Que le parece, Mikoto-san?-

Mikoto solo se quedo pensando antes de sonreír y comenzar andar nuevamente - Andando-

- ¡O-Oh! -

oxo

Finalmente tenía las cuatro dichosas plantas, ahora solo era ir hasta el lugar donde el cielo y la colina se tocan, donde una persona cubierta por un velo negro tomaría tu pedido. O algo así decía el rumor.

¿Dónde el cielo y la colina se tocan? Debe ser hasta la salida de la feria, donde había una pequeña colina solitaria con colores vivos gracias al césped y flora que había.
No se hecho para atrás, encaminándose a la colina con la bolsita de especies en mano, pidiendo por que esto funcionara.

¿Vas a la feria de Scarborough?

El cielo comenzaba a teñirse de naranja, mientras las nubes le daban una despedida al sol mediante las estrellas les saludaban, preparando la llegada de la luna en un par de horas.

Perejil, salvia, romero y tomillo.

Estaba cansado, estaba harto, pero aun caminaba colina arriba mientras se quejaba en lo bajo, chasqueando la lengua mientras observaba el cielo.

Dame noticias de alguien que vive allí,

Al llegar pudo ver a dicha persona de velo negro, cubriendo totalmente su cara e identidad, quien estiro su mano hacia el joven de cabellos azabaches - Dame el nombre de tu amada y me encargare de todo -

de aquel que una vez fue mi amor verdadero.

- Yata Misaki - Menciono en calma antes de darle las plantas, quien las tomo con cuidado antes de hacer una pequeña reverencia e irse por el camino que llevaba a la lejanía del pueblo, observando hasta perder la silueta de vista.

Saruhiko solo pudo fruncir los labios antes de juntar sus manos y pegar las rodillas al suelo, pidiendo que funcionara y Misaki volviera con él pasando del hombre que era Mikoto. No lloraría, nunca, pero no sabría que hacer si esto no funcionaba. Las palabras eran inútiles, la fuerza bruta nunca fue su punto fuerte y el volverse débil no estaba en la lista.

Si dices que no puedes, entonces te responderé.

Perejil, salvia, romero y tomillo.

Lo que él desconocía, era que un hombre de cabellos azules pedía por el regreso de su amado, pasando por el chico de cabellos castaños. Manteniendo juntas sus manos mientras le pedía a la luna y estrellas que volviera sano y salvo, pero más importante, enamorado de él como la ultima vez.

Oh, hazme saber que al menos lo intentarás,

o nunca serás mi amor verdadero.


See you again.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora