M.
28 de octubre de 2015
6:37 am
Por fin había llegado el día que llevaba años esperando. Me levanto de la cama después de haber estado más o menos media hora mirando al techo y pensando lo largo que se iba a hacer ese día.
Enciendo la luz la de la habitación y lo primero que veo es mi maleta lista. Por fin había llegado el día. Me dirijo al baño cuando noto que algo me roza la pierna. Me agacho y acaricio a mi perra, que me saluda lamiendo toda mi mano.
-Iugh, qué asco- digo con la voz aún adormilada.
Sigo mi camino y casi grito al ver mi pelo en el espejo. Si digo horrible me quedo corto. Menos mal que me he levantado pronto por si acaso ocurría algún imprevisto.
Cuando ya me he peinado y arreglado me vuelvo a mirar en el espejo. Gorro negro, jersey a juego y jeans... oh, negros. Por no hablar de mis botas del mismo color. Me encanta ser cantoso. Además, con este atuendo aparento ser un poco más mayor y no parezco el crío que en realidad soy.
Nada más salir a la calle llamo a mi tía, quien me va a acompañar en mi viaje. Cuando llega, meto mi maleta en el maletero y me subo al coche.
-¿Qué? ¿Nervioso?
-No te lo puedes imaginar- contesto con una sonrisa.