Capítulo 5

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Una vez hube terminado con todas las tareas de cada asignatura escolar, para toda la semana, decidí bajar. Ya era casi hora de merendar y el estómago me comenzaba a rugir.
Fuí a la cocina, pasando de puntillas por la sala para no despertar a mi hermano, quien se encontraba durmiendo en el sofá con la televisión encendida.
Abrí el refrigerador y busqué minuciosamente con la mirada. No había mucho, solo algo de verduras, frutas, leche, huevos y allí en el centro una bandeja circular con una tarta de manzana en ella. ¿Quién la habrá puesto allí?

La tarta tan fría no me agradaba mucho, pero no tenía demasiadas opciones. Mi mamá debió haber olvidado realizar las compras de la semana. Debería recordárselo.
Tremendo susto me pegué al cerrar la puerta del refrigerador y encontrarme con la miraba escutradora de mi hermano, tanto que se me escapó un pequeño gritó. Por suerte no le arrojé con la tarta.
-Tranquila. Este es tu espacio, estas a salvo -dijo arrastrando las palabras como si fuera un psicoterapeuta -respira.
-Oh. Cállate. -le espeté, colocando la tarta en la mesa de mármol. Tomé un gran cuchillo para repartime una porción cuando sentí que alguien se acercaba por detrás. Mi hermano Amaroó.

Un horrendo escalofrío me recorrió con su cercanía, más aún cuando puso su mano derecha sobre la mía que empuñaba el cuchillo y la guió a la tarta. Su otra mano permaneciendo en mi hombro.
-Debes tener cuidado o te podrías cortar -me dijo tan cerca al oído que podía sentir el susurró de su respiración.

Al cortar la tarta me soltó y salió de la cocina sin decir más.
Hubo algo en todo eso que no me agradó, algo que estaba mal como si su voz fuese un abismo que intentaba arrastrarme para que cayera en el.

My angel guardianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora