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¿Quién anhelaba este mundo?
Sólo era plástico y falsedad,
por las noches se reían,
por el día había que actuar.

Él seguía en cobardía,
de aceptar su partida,
ella se dañaba lo que podía,
a su lado se quedaría.

Se paró en la orilla del vidrio,
sus rodillas parecían cosquillear.
Habían enloquecido juntos,
aunque en la basura podían terminar.

No habían historias que contar,
más que la que ellos creaban,
su mentes sólo eran papel
cuando sus corazones alucinaban.

Un segundo en el aire,
un momento para estrellar.
Su pierna se separaba de su agarre,
ya no había valor que pagar.

Él siguió su ruta.
De un empujón se fue a tirar,
desde el sexto piso de la repisa,
al suelo fue a chocar.

Ella ya estaba inválida,
pero él no tuvo suerte.
No importaba su nuevo rostro deforme,
ella lo quería aunque apuesten.

Por primera vez en la sala,
sus manos juntaron.
Por primera vez en sus vidas,
se enamoraron.

La mañana delataba codicia,
habían mal planeado los pensamientos ajenos.
El dueño la reparó a ella,
a él lo mandó al basurero.

Sólo una mirada bastaba,
para decirle adiós,
a su pobre amado,
que dio su vida por los dos.

Muñequita. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora