Capítulo III Los gustos

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Cada día era igual, tan igual que siempre las personas eran distintas pero estaban allí por un mismo motivo el alcohol, muchos preferían una cerveza, un Ron muy pocos un vodka un Whisky o mis cócteles que me afanaban, pero ese no era mi gusto ni siquiera me gustaba mucho el alcohol, era mi labor y lo hacía bien para asegurarme un cargo, en realidad mi mayor gustó era la lectura.

"Desde muy chico mi padre me obsequio un libró que marcó mi vida, Harry Potter y la piedra filosofal fue el obsequio que me dio mi héroe quizás J.K Rowling no sabía que iba a causar un adicto a cada palabra, cada trama y cada coma y punto que enmarcan pausas y finales".

Al transcurrir la tardé la chica amiga de Layo se asomó en la puerta y Layo le invito a pasar, sentí pena por como la miré, Estaba serio contrariado y ella me observaba constantemente eso me incomodaba y pensaba

"Que rayos me mira, tengo cara de payaso acaso".

Pare de mirar las copas que limpiaba y presté atención de lo que hablaba con Layo, hablaba de un toqué o algo así no pude agudizar mis oídos como deseaba, pero si estaba seguro de algo le gustaba la música y decidí colocarle un sobrenombre en mi mente "La Bohemia".

Me perdía observando a la bohemia y ella no lo notaba,

"Entro mi Don de observar sin mostrar un más mínimo interés".

Aunque suspiraba al ver como se dibujaban los hoyuelos, ella me miraba con ganas de hablarme por alguna extraña razón lo sabía había timidez en mi y no recuerdo como ni el porque llegamos a dirigirnos escasas palabras que ella me sacó.
Me comentó que le gustaba la saga "Divergente" eso me levanto
un interés y le dije que a mi también y tal vez podíamos empezar por allí, pero llego Layo a interrumpir aquella conversación que apenas empezaba y lo arruinó.
Me aleje ella seguía observándome como preguntándose porque no seguí esa plática porqué fui mal educado.

De ahí supe que la bohemia aparte de ser música era también lectora, suspire la mire una vez más con mi don especial de no ser notado y seguí trabajando.
Ella se retiró del bar al cabo de unas horas Layo me ordenó hacer un piña colada para una entrega especial, lo preparé sin pensar, me mando a llevarlo a unos locales cercanos dónde estaría la Bohemia esperándolo.

Al llevar el piña colada estaba allí la bohemia mirando mi llegada y llenándome de nervios, se que solo miraba las agujetas de mis Converses' y ella me dirigió una sonrisa que cuando subí la mirada fue inevitable no ver, era radiante como mirar al sol sin quedar encandilado y irradiaba deseos profundos en mi de tener esa sonrisa, desde allí sentí algo por aquella chica, llamada por mi subconsciente "la Bohemia"
En lo más profundo de mi deseaba que ella me deseará así, pero su mirar me decía algo esa sonrisa que la acompañaba y esos gestos debían significar algo por mí.
Luego vacile y pensé debo estar equivocado solo confundo su sonrisa, me dio las gracias y solo le dije

—Que lo disfrutes.

La bohemia no salia ni un instante de mi mente y la miraba en mi mente, sin querer estaba alimentando un sentir por una chica prácticamente extraña y dudaba si ella gustara de mi al igual que me gustan los libros.

Mis gustos eran exquisitos desde lectura buena como la del "Gabo" Gabriel García Marquez hasta la actual Melancólica de John Green, leía mas por gusto que por habito y eso solía ser poco común en un chico de mi edad, menos en un bartender es lo ultimo que pensaría una chica al ver un chico que arma cócteles, entre mis otros gustos estaba el fumar, siempre tenia tres cosas en mis bolsillos, el celular movil, una caja de Luckies y mi zippo, cosas que nunca debían faltar para hacer mi día diferente.

Entre gustos literarios no salia aquella chica, pensar el que le gustara si era mas romántica que la sonrisa que me regalaba si era totalmente jocosa y solo pasaba su tiempo fastidiando y ya, siempre le observe bromear junto a Layo, le tomaba bromas por chicos que siempre le acompañaban, y allí estaba yo siempre limpiando copas, sirviendo tragos oculto en mi timidez se me hacían nudos en la garganta, con miedo de perder, pero perder que? si no había ganado nada aun, Layo sabia lo mucho que me atraía aquella chica la Bohemia su amiga pero también se que no permitiría que un empleado de ella tomara el atrevimiento de relacionar con su amiga estaba totalmente claro de eso, y aunque había un gran gusto nunca pase de ver una señal distinta a una sonrisa o una mirada.

Cada día era mas extenuante cada jornada se agotaban mis ganas de ir aquel lugar y ya no había visto con la mismas frecuencia a la Bohemia, era extraño no ver su rostro asomarse en la entrada del local, y luego escuche a escondidas a Layo Hablar con sus hermanas y era sobre la Bohemia. comentaba que la bohemia con nombre extraño y apellido mas extraño aun se marcharía del país por la crisis económica que afrontábamos todos, pero no seria en ese momento.

"Marcharse del país conlleva grandes esfuerzos, tanto anímicos, económicos y psicológicos. dejar todo atrás así no es fácil para nadie y esto dura un tiempo para ejecutarse".

Al escuchar todo aquello lance un suspirar fuerte de esos que no son buenos, de esos que van inundados de preocupación y sentí en mi pecho como cuando agarras una hoja de papel y la arrugas así exactamente.

Y allí estaba sintiendo algo sin ningún derecho, no pase de conversar 5 minutos con ella y ya sentía atracción, quizás estaba solo sintiendo la necesidad de ser querido, pero ella siempre sonreía ante todo ahora que en sus planes estaba el irse me desgarraba la idea pero ni siquiera podía pronunciar su apellido y ya conocía sus gustos.

Postal de un AdiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora